miércoles, 25 de diciembre de 2019

Próspero Año Nuevo


Deseos para el 2020

Como amamos la Naturaleza y nos apasionan las facetas tradicionales del montañismo, deseamos un Año Nuevo próspero en cordura social, en conocimiento, en respeto a la diversidad cultural, en libertad de expresión, en justa valoración de la investigación científica, y en consciencia por la preservación del Medio Ambiente.

Hasta pronto, con abrazos de la «organización informal flexible» Andes Info.

lunes, 19 de agosto de 2019

Andes. Perú. Cordilleras Centrales. Cordillera Huarochirí o Pariaqaqa. Nevado Suiricocha y Nahuin. Parte II

Cimas del macizo del Suiricocha desde la vertiente oriental. 1 Nahuín Noroeste, 3 Nevado Nahuín (oculta la cima 2), 4 Suiricocha Noroeste, 5 Suiricocha Central y 6 Suiricocha Sur son nombres extraoficiales. A la derecha el «Juanita», denominado Nevado Norma en la carta oficial. Foto Consuelo Amorós, 7 de julio de 2019. Pulse en la imagen para aumentarla.



Coincidencia de cimas del Nahuin con las del Suiricocha
Sevi Bohórquez

Viene de Parte I

Modificado el 11 de septiembre de 2019


Cuando analicé la documentación seleccionada10 inferí que la cima enumerada recientemente Suiricocha I podría ser la misma denominada Nahuin Noroeste, por la Expedición Andina de la Sección Aibling del Club Alpino Alemán (DAV) en 1966. Para corroborar la certeza de mi deducción pedí a Herman Huber (antiguo director de Salewa) que hablara con las viudas de sus amigos Helmut Schmidt y Alfred Koch, componentes de esta expedición bávara a la cordillera de Huarochirí.

Gracias a Johanna Koch y a Lisbeth Schmidt obtuve los documentos manuscritos y mecanografiados que aclararon mis dudas. Johanna me confirmó, en una preciosa carta, que su marido (Alfred), Peter Gessner y Michl Steinbeis alcanzaron, desde la vertiente oeste, aquella cima Noroeste del Nahuin o Ñahuin (5580 m)11 el 15 de junio de 1966. Ella y dicho trío ascendieron hasta la cumbre del Nevado Nahuin (5650 m), ese mismo día. Esta cima principal, cuyo nombre dijeron a Koch que significaba en quechua `ojo de agua´, coincide con la más alta de las seis que abarca el Nevado Suiricocha en la hoja cartográfica oficial. Quizá fuera la segunda ascensión femenina a esta cumbre. La primera se atribuye a Myrtle L. Emslie, porque la cumbre del Nevado Tatajaico (18.058 pies, ca. 5505 m) que alcanzó con la expedición escocesa de 1958 parece coincidir con la principal del Nahuin.12


Porción de la hoja Matucana 24-k del ING del Perú, con los nombres y alturas de las expediciones alemanas de 1965 y 1966 en color rojo. Pulse en la imagen para aumentarla.



Aquel ascenso germano de 1966 al «Nevado Nahuin Noroeste» era el segundo. Olaff Hartmann había alcanzado esta cima meses antes, el 25 de septiembre de 1965, lo comunicó personalmente a Evelio Echevarría; aunque sin especificar por donde ascendió.13


El Nevado Tatajaico alcanzado por la expedición escocesa de 1958 tal vez coincida con el Nevado Nahuin (A) de la expedición alemana de 1966, pero es distinto del Tatajaico (B) señalado en el croquis cartográfico publicado por la expedición de la Sección Académica de Múnich del Club Alpino Alemán en 1969.


Con mis dudas despejadas fui a la vertiente oriental de estas montañas andinas peruanas en julio de 2019. Desde la cumbre señalada Tatajaico (5070 m) en la cartografía de la expedición germana de 1967, aunque 5204 m en mi GPS, observé la representación de las cimas en la carta oficial y comprobé que la del Suiricocha I y la del Nahuin Noroeste, en efecto, coincidían.14 No obstante, ninguna de estas cimas coincide con las del Nevado Tatajaico de la hoja Matucana del IGN peruano.


Ascensiones a las cimas del Nevado Suiricocha

A continuación enumero las cimas del Nevado Suiricocha, seguidas de nombres extraoficiales y alturas de distintos autores. Las alturas de Alberto Hung fueron publicadas en su revista Montañas Peruanas, nº 40, donde además registró líneas y ascensiones recientes.


Cimas del macizo del Suiricocha desde la vertiente oriental, con nueva laguna bajo el frente glaciar vista desde el Nevado Paccha. 1 Nahuín Noroeste, 2 Nahuin Oeste, 3 Nevado Nahuín, 4 Suiricocha Noroeste, 5 Suiricocha Central y 6 Suiricocha Sur son nombres extraoficiales. Foto Koky Castañeda, 23 de marzo de 2015. Pulse en la imagen para aumentarla.



Cima 1. Nahuin Noroeste (5580 m Koch, Suiricocha I 5500 Hung)

Esta cima coincide con la de 5513 m alcanzada por el investigador y alpinista alemán Olaff Hartmann el 25 de septiembre de 1965. La segunda ascensión registrada, el 15 de junio de 1966, corresponde a los alemanes Peter Gessner, Alfred Koch y Michl Steinbeis que calcularon 5580 m en la cima. El mismo día, el trío bajó a su campamento alto y ascendió luego con Johanna Koch a la cumbre del Nevado Nahuin o Ñahuin.

El peruano Koky Castañeda y el brasileño Carlos Soares intentaron alcanzar la misma cima Noroeste en el año 2012. Meses después lo intentarían los peruanos Marco Jurado y Misael Mendoza. El 12 de mayo de 2019, el peruano Beto Pinto y su cliente belga Guy Fonck alcanzaron esta cima nombrada «Nahuin Noroeste» o «Suiricocha I».

Cima 2. Nahuin Oeste15 (Suiricocha II 5567 m Hung)

Beto Pinto y su cliente francesa Sophie Denis alcanzaron esta cima secundaria, situada al oeste de la cumbre del Nahuin, probablemente a finales de mayo de 2010.16 Poco después, ese mismo año, la alcanzarían los peruanos Magno Camones, Ángel Morales, Raúl Laberiano, William Alvarado y Alfredo Zuñiga.

Cima 3. Nevado Nahuin (Tatajaico 5504 m Wallace, Nahuin 5650 m Koch, Jaico 5550 m von Hillebrandt, Suiricocha III 5624 m Hung)

Se supone que el Nevado Tatajaico (5504 m), ascendido el 22 de julio de 1958 por William Wallace, Hugh Simpson y Miss Myrtle Emslie, coincide con la del Jaico (del croquis alemán de 1969), ésta coincide a su vez con la cumbre del Nevado Nahuin o cima principal del Nevado Suiricocha de la Carta Nacional peruana.

Acerca de esta cumbre con tres nombres, procede anotar que el anuario alpino norteamericano y el escocés registraron el mismo ascenso de 1958 por caras distintas. The American Alpine Journal (1959) publicó que el trío ascendió al Tatajaico por la cara sur y descendió por la arista oeste. The Scottish Mountaineering Club Journal (1959) aludió al ascenso por la cara este y al descenso por la arista sur. Aun así, podemos asegurar que la cumbre del Nevado Suiricocha del IGN es la del Nahuin (5650 m) alcanzada el 15 de junio de 1966 por Peter Gessner, Michl Steinbeis, Alfred y Johanna Koch.



El 6 de julio del año siguiente, Günther Bram y Axel von Hillebrandt alcanzaron la misma cumbre «por una nueva ruta en la cara oeste», comunicaron que era la cuarta ascensión, pero en vez de Nahuin usaron el nombre «Jaico» (5550 m) en sus informes.

Los peruanos Magno Camones, Ángel Morales, Koky Castañeda, Alberto Hung, Raúl Laberiano, Alfredo Zúñiga, William Alvarado, Roger Lliuya y Lucio Rojas alcanzaron la cumbre en 2010 por la arista oeste.

Cima 4. Suiricocha Noroeste (Suiricocha IV 5515 m Hung)

Esta cima elevada al suroeste de la cumbre del Nahuin fue alcanzada por Alberto Hung, Roger Lliuya, Lucio Rojas y Koky Castañeda en el año 2010.

Cima 5. Suiricocha Central (Suiricocha V 5468 m Hung)

Alberto Hung y Lucio Rojas alcanzaron esta cima en el año 2010.

Cima 6. Suiricocha Sur (5410 m Jahl, Suiricocha VI 5533 m Hung)

Esta cima coincide con el «punkt 5410 m» ascendido por Christian Jahl y Ekkehart Rübel el 21 de junio de 1967. En el año 2010 lo escalaron Beto Pinto y Sophie Denis, también Koky Castañeda y Roger Lliuya, además de Alberto Hung y Lucio Rojas «tras descender de la Cima V».

Impresiones de 1982 (izquierda, archivo de American Alpine Journal) y de 2019 de la misma hoja Matucana del IGN del Perú. Imagen añadida el 11 de septiembre de 2019.



Notas
10 Excepto un mapa de hacienda, impublicado, localizado entre 1939 y 1940, por William F. Jenks en el archivo de la antigua empresa minera Cerro de Pasco Copper Corporation.
11 AAJ 1967. No debe confundirse con el Cerro Ñahuin situado al norte de la laguna Arca, al sur de la mina de la Compañía San Martín, al sureste de Tunacocha o al oeste de las lagunas Quimicocha según la hoja 24-k Matucana del IGN del Perú.
12 AAJ 1959.
13 AAJ 1967.
14 Este Tatajaico es distinto del ascendido por la expedicón escocesa de 1958. Como ninguna expedición había registrado ascensiones a un nevado llamado Suiricocha, el trío alemán creyó que las cimas del Nahuin eran vírgenes.
15 Gessner, Steinbeis y Koch no continuaron hasta esta cima que consideraron punto elevado menor del Nahuin.
16 Véase AAJ 2011 y Montañas Peruanas nº 40. Procede corregir, aquí, el pie de la foto de Sophie Denis publicada en la página 168 de AAJ 2011: «The new routes on Vicunita, Manon Dos, and Suiricocha». El Manon Dos no está en la foto, las cimas visibles a la derecha del Vicuñita son las del Nevado Nahuin. La línea de ruta del centro de la foto va, pues, a la cima del Nahuin Oeste y la línea de la derecha a la cima sur del Suiricocha.

Comunicaciones personales (c.p.) y agradecimientos
Agradecemos la colaboración de Johanna Koch, Lisbeth Schmidt y Hermann Huber, de Antonio (Toño) Rodríguez, de Consuelo Amorós, de Evelio Echevarría, de José Ángel Navarro (Janc), de Jorge Yamamoto, de Hugo Sifuentes, de Alberto Hung, de Koky Castañeda, de Josep Paytubi, Carles Capellas y el equipo humano del Servey General d'Informació de Muntanya de Sabadell, de Dougald MacDonald de American Alpine Journal.

miércoles, 14 de agosto de 2019

Andes. Perú. Cordilleras Centrales. Cordillera Huarochirí o Pariaqaqa. Nevado Suiricocha y Nahuin. Parte I

El Nevado Pariaqaqa sobre la laguna Tembladera. La Cordillera de Huarochirí o de Pariaqaqa es nombrada frecuentemente Cordillera Central, aunque sea en realidad una de las cinco que componen las cordilleras centrales del Perú. Foto Consuelo Amorós, 12 de julio de 2019. Pulse en la imagen para aumentarla.



Enigmas de la Cordillera de Huarochirí o de Pariaqaqa
Sevi Bohórquez

Hace meses decidí aceptar el reto de indagar sobre la enmarañada historia andinista de la Cordillera Huarochirí,1 propuesto por Evelio Echevarría: «identificar los picachos mismos, para resolver la confusión existente de nombres, alturas e historial de ascensiones.»2

Era lógico imaginar que aclarar semejantes confusiones no sólo requería un ímprobo análisis de los contenidos, difundidos y divulgados, sino localizar documentación no publicada.

Falto de tiempo centré mi indagación en las ascensiones a las cimas del macizo glaciar que se extiende, hacia el norte, desde la laguna nombrada Suiricocha en la hoja Matucana3 del Instituto Geográfico Nacional (IGN) del Perú.

Obtuve pronto un ejemplo sencillo de distintos topónimos y cotas atribuidos a un mismo relieve, el Nevado Norma de dicha hoja tiene 5508 m y coincide con el «Juanita»4 de 5400 m del croquis Cordillera Central, «Yarumario - Gruppe»,5 publicado por la expedición de la Sección Académica de Múnich del Club Alpino Alemán (DAV) en 1969.

También observé que, por semejante disparidad de toponimia y cotas, las cimas denominadas genéricamente «Nevado Suiricocha»6 se llegaban a confundir con otras de macizos cercanos o recibían nombres inadmisibles (NPUGI)7 para las autoridades geográficas.

Si alguien visitara la Cordillera de Huarochirí o de Pariaqaqa con documentación pertinente podría comprobar que, aunque el IGN peruano se ajuste a sus criterios para atribuir un topónimo y la categoría «Nevado» a un relieve terrestre cubierto de masa glaciar compuesto por una o varias elevaciones, los ámbitos serrano y andinista pueden referir a cada cima con un nombre ausente o bien distinto en la cartografía oficial.8

El Nevado Suiricocha en las hojas 24-k y 24-l, levantadas en 1971 por el Instituto Geográfico Militar del Perú. Pulse en la imagen para aumentarla.


Quien viaje desde Río Blanco al macizo montañoso que aquí nos ocupa, y alcance por ejemplo la cima del Nevado Paccha, quizá vea las nuevas lagunas formadas por el retroceso del frente glaciar arriba y al norte de Suiricocha. Como otras lagunas recientes, no figuran en «las hojas de Matucana (24-k) y Huarochirí (25-k), a escala 1:100,000 de la Carta Nacional, levantadas por el Instituto Geográfico Militar en 1971 por el método estereofotogramétrico a base de fotografías aéreas tomadas en 1962.»9 Tal vez la tardía publicación de ambas hojas fuera causa de que la mayoría de sus cimas representadas, «sin comprobación de campo», registraran distinto nombre tanto en la cartografía extraoficial como en las crónicas andinistas pioneras y, por consiguiente, que algunas expediciones creyeran ser las primeras en alcanzar cimas anteriormente alcanzadas.

Continúa en Parte II

Notas
1 Llamada por lo común Cordillera Central en el ámbito andinista limeño.
2 ECHEVARRIA, Evelio. Cordillera Huarochirí. Alpine Journal 2001 pp. 83-88 y Pyrenaica nº 202, 2001, pp. 268-271.
3 Hoja 24-k Matucana, E 1:100.000 del IGN del Perú.
4 El topónimo Juanita fue utilizado antes, en 1965, por la expedición alemana dirigida por Alfred Koch.
5 El croquis cartográfico Yarumario – Gruppe abarca gran parte de la Cordillera de Huarochirí.
6 La cartografía peruana sitúa el Nevado Suiricocha (sin cota especificada) en la latitud 11° 56' 20" S y la longitud 76° 3' 7" W. Las curvas de nivel de este macizo glaciar indican seis elevaciones prominentes de sur a norte. Su cumbre o cima principal se percibe al noreste de la laguna Suiri que le da el nombre oficial. Aparte de que «cocha» signifique `laguna´, en la voz quechua, es aventurado afirmar que el nombre propio «Suiri» provenga del castellano «suero». Consideremos que en la hoja 24-k encontramos el topónimo «shiuro», o que en Huailas y Huaraz «suiri» podría ser corrupción de «shuyru» que es la fruta del cactus «wankay».
7 NPUGI = name proposed; unacceptable to a geographical institution.
8 Como avisa Evelio Echevarría, en sus escritos sobre los Andes y sus nombres, «a menudo existen dos o tres nombres locales para un mismo relieve.» Cabe añadir que a veces un mismo nombre se atribuye a varios lugares de una misma zona.
9 Boletín del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico del Perú, nº 36, 1983.

Comunicaciones personales (c.p.) y agradecimientos
Agradecemos la colaboración de Johanna Koch, Lisbeth Schmidt y Hermann Huber, de Antonio (Toño) Rodríguez, de Consuelo Amorós, de Evelio Echevarría, de José Ángel Navarro (Janc), de Jorge Yamamoto, de Hugo Sifuentes, de Alberto Hung, de Koky Castañeda, de Josep Paytubi, Carles Capellas y el equipo humano del Servey General d'Informació de Muntanya de Sabadell.

lunes, 12 de agosto de 2019

Himalaya. Flying over the Himalaya. Nuevo libro de Tamotsu Nakamura



Volando sobre el Himalaya

El nuevo libro, Flying over the Himalaya, de Tamotsu (Tom) Nakamura ilustrado con croquis cartográficos y fotografías aéreas permite identificar cientos de cimas en diez partes:

Karakorum
Tibet occidental
Himalaya nepalí
Sikkim septentrional
Frontera Tibet-Bután
Cuenca del Yarlung Tsangpo
Nyainqentanglha occidental
Himalaya oriental
Nyainqentanglha oriental
Kangri Garpo y Gorge Country
Tierras Altas de Sichuán occidental

Impreso en Japón, mayo 2019
ISBN 9784779513602
Texto: inglés con apéndice en japonés
Tapa: dura con cubierta
Medidas: 30,4 cm ancho x 21,8 cm alto x 2,02 cm grueso
Peso: 1,429 kg
Páginas: 234



Texto de la solapa

Tamotsu Nakamura

Con el advenimiento de los SIG, las imágenes de satélite y otras aplicaciones cartográficas avanzadas, parece que el mundo se está volviendo cada vez más pequeño. Pero Tamotsu Nakamura, informador alpinista desde hace mucho tiempo, a pesar de que comenzó sus exploraciones después de que la Edad de Oro del Montañismo terminara, difiere.

“Algunos se convencen de que las montañas veladas en las cordilleras más grandes son una experiencia del pasado”, dice Nakamura. “Pero el Tíbet tiene una topografía increíblemente vasta y compleja que contiene innumerables cumbres sin escalar y atrae la búsqueda de toda la vida. Los picos allí son impresionantes y magníficos, y muchos de ellos seguirán siendo enigmas por generaciones”.

Tamotsu Nakamura nació en Tokio, Japón, en 1934. Promovió una expedición a los Andes de Perú y Bolivia con tres primeras ascensiones. Después de vivir y trabajar en todo el mundo, Pakistán, México, Nueva Zelanda y Hong Kong, empezó a dedicar seriamente su vida a las montañas del este del Tíbet y del oeste de China. Durante 29 años realizó 40 expediciones a estas zonas para explorar, investigar, documentar, cartografiar y fotografiar las áreas fronterizas más lejanas y menos conocidas.

Véase además East of the Himalaya, Mountain Peak Maps: Alps of Tibet and Beyond

miércoles, 31 de julio de 2019

Andes. Perú. Cordilleras Centrales. Cordillera Huarochirí o Pariaqaqa. Tucumachay. Tunshu Central. Ascensiones de Ricart y Rosagro

Pablo Rosagro, a unos 5100 m, en el segundo largo (85°) de la vía «Nómadas del Kangia», en la cara SO del Tunshu Central de la Cordillera de Huarochirí o de Pariaccacca o Pariaqaqa. Foto Sergi Ricart, 18 de mayo de 2019. Pulse en la imagen para aumentarla.


Sergi Ricart (guía UIAGM) y Pablo Rosagro (guía UIMLA) escalaron desde la quebrada Pacosniyoc el «Cerro Tucumachay» (5357 m) y el nevado Tunshu Central (5565 m), de la cordillera Huarochirí o de Pariaccaca, en los Andes Centrales del Perú, el pasado mayo de 2019, por dos posibles vías nuevas.

Dos nuevas vías en la Cordillera Pariaqaqa
Texto y fotos de Sergi Ricart

Desde la carretera central del Perú nos desviamos en Pachacayo hacia Canchayllo y por una pista de tierra llegamos a la laguna Tembladera, donde instalamos nuestro campo base (CB) a unos 4480 m.

El día 9 de mayo ascendimos al Nevado Tukumachay, también llamado Tatatunsu* y Runshu en la información que encontramos.

La altura de los mapas del Instituto Geográfico Nacional (IGN) peruano le otorgan 5357 m.

Este día olvidamos señalar en el GPS un waypoint de la cumbre. Nuestros altímetros marcaron 5333 m.

Creemos que nuestra vía es la cuarta en esta cima, después de estar ascendidas las tres aristas principales: O, S, y ESE. Véase Montañas Peruanas.

*Los topónimos con letra de color verde, en la porción cartográfica de arriba, son los publicados en 1969 por la expedición de la Akademischen Sektion München del Club Alpino Alemán.



Nuestra nueva vía directa de la cara SO, bautizada como «Open Arms», tiene 600 m de longitud, 300 m de desnivel desde la base del glaciar, con una dificultad global de AD-, con pendientes máximas de 55°. El nombre hace honor al barco de salvamento de la organización «Proactiva Open Arms», dedicado a salvar las vidas de los migrantes que intentan alcanzar Europa cruzando el Mediterráneo y que muy a menudo mueren en el mar. Ascendimos y descendimos (destrepando la misma ruta) en 12-13 horas.


En el Tunshu Central

Nuestra segunda vía fue en la cima Central del Nevado Tunshu, el 18 de mayo. Los datos de altura que recogimos en la bibliografía resultaron incoherentes (5565 m) con las mediciones (5679 m) en nuestro GPS. Medimos con precisión de ± 4m, obtuvimos 5645 m y 5639 m según nuestros altímetros. Las aplicaciones Google Earth y Fatmap otorgan alturas cercanas a los 5600 m a esa cima. La altura de 5565 m se corresponde más con la obtenida por G. Fonck y B. Pinto, en junio del 2014, que midieron 5520 m para la cima sur; claramente más baja.



Nuestra ruta surca un estético corredor de la cara SO, a la derecha de la vía «Chinita», abierta por los peruanos Beto Pinto y Rolando Morales en octubre de 2011; aunque creo que ellos, erróneamente, la reseñan como cara SE cuando en realidad es SSO.

Probablemente esta ascensión sea la cuarta a la cima, después de las dos ascensiones de los alemanes en 1967 y la peruana de 2011.

Escalamos cuatro largos y medio hasta alcanzar la arista SE, más otros cuatro y medio hasta la cima Central. Esta vía, «Nómadas del Kangia», tiene 500 m de longitud, unos 400 m de desnivel, dificultad global de MD+, con tramos de hasta 90° y un paso de A1. Descendimos destrepando en ensamble por la arista, y con rápeles por la cara SO. En ascender y descender tardamos 24 horas en total.

Consultamos la siguiente bibliografía, física y virtual, con búsqueda general de información en la web sobre la Cordillera Pariaccacca (Pariaqaqa) y las cimas ascendidas en concreto:

AAJ
Japanese Alpine News
Desnivel.com
Andesinfo.blogspot.com
Airepuro.com
Summitpost.org
Camptocamp.org


Nevados Tunshu (izquierda) y Tucumachay o Tatatunsu de la Cordillera de Huarochirí o de Pariaqaqa, desde la cumbre del Tatajaico. Foto Consuelo Amorós, 3 de julio de 2019. Pulse en la imagen para aumentarla.

De izquierda a derecha. Rosagro en la zona de grietas del glaciar SO del Tucumachay, a unos 5200 m, y a unos 5350 m, en la pendiente cimera. Fotos Sergi Ricart, 8 de mayo de 2019.

Aproximaciones de Ricart y Rosagro, por la quebrada Pacosniyoc, al Tucumachay (izquierda) y al Tunshu. Imágenes Sergi Ricart. Pulse en la imagen para aumentarla.

Cara SO del Tunshu Central. Rosagro en el primer largo (55 m, 90°/A1), superada la rimaya, de la vía «Nómadas del Kangia» (izquierda), en el segundo largo (85°), en el cuarto (65°), antes de alcanzar la arista SE y en la cumbre. Imágenes Sergi Ricart, 18 de mayo de 2019. Pulse en la imagen para aumentarla.

miércoles, 20 de febrero de 2019

Andes. Cordilleras Tropicales. Alpinismo. Glaciología. Climatología. Entrevista a Bernard Francou. Parte II

Cerro Caquella (5857 m), en el Departamento de Potosí. Andes de Bolivia.
Foto archivo Bernard Francou


Bernard Francou, alpinista y climatólogo
Entrevistado por Sevi Bohórquez
Fotografía de Bernard Francou, Antonio Rodríguez, Tente Lagunilla y Andes Info


Viene de Parte I


Pregunta (P) Ciertas propuestas científicas generan escepticismo en nuestra sociedad de intereses contrapuestos. El llamado negacionismo antropogénico rechaza la relación causa-efecto (calentamiento global-pérdida de masa glaciar) sugerida por la comunidad científica que lo afirma. Todavía se cuestiona que la rápida pérdida de masa glaciar en la Tierra sea atribuible al efecto invernadero o que sea indicador fiable del calentamiento global de nuestro último siglo. A finales del siglo XX sólo se había medido el balance de masa5 en 250, el 0,15%, de todos los glaciares de nuestro planeta. Aunque este porcentaje medido parezca escaso, sus resultados en el ámbito glaciólogo indican una pérdida de masa glaciar generalizada. Las conclusiones de los trabajos del conjunto de disciplinas que estudian el cambio climático, ¿permiten confirmar que la principal causa del actual calentamiento global es la degradación ambiental, o el exceso de emisión de gases de efecto invernadero, que produce la actividad humana?

Respuesta (R) Las evidencias de que el recalentamiento actual —desde 1860, y más particularmente desde el fin de los años 1970— es asociado a las actividades humanas, y particularmente a las emisiones de CO2, CH4, N2O, etc. en la atmósfera, son tan claras que los que niegan esta evidencia pertenecen a dos categorías: 1) los que tienen ninguna cultura científica, ejemplo el actual presidente de los EEUU; 2) los que están pagados para tratar de demostrar lo contrario. Una ilustración de esta categoría: he encontrado, en un sitio climato-escéptico, un artículo mío que demostraba la estrecha relación entre la temperatura del mar del centro del Pacífico tropical (zona que denominamos Niño4) y el balance de masa de los glaciares del Ecuador con un desfase de tres meses. Pero los que citaban mi estudio decían que esto demostraba que el retroceso de los glaciares andinos tropicales sólo tenía causas regionales, y no globales; el recalentamiento al nivel del planeta. Una total desinformación, ¡hablamos hoy día de fake news!

Ascenso al Antizana (5704 m), en la Provincia de Napo. Andes de Ecuador.
Foto archivo Bernard Francou


P Si mi compilación de datos es correcta, el volumen glaciar del Chacaltaya boliviano disminuyó un 80% desde 1963 y otro 58% hasta 1983. En estos veinte años el volumen se redujo de 5,5 millones a 2,3 millones de metros cúbicos. Desde 1983 a 2003, cuando la temperatura media terráquea aumentó 0,5 grados centígrados, la pérdida del volumen llegó al 98%, quedó en 119.000 metros cúbicos. El deshielo más notable se había producido entre 1997 y 1998 con el fenómeno de El Niño, que elevó algo más de tres grados la temperatura.

Según la NOAA, «el clima global durante 1997 se vio afectado por uno de los episodios cálidos del Pacífico más fuertes registrados». Desde 1991 a 2003 nevó poco sobre el Chacaltaya y el calor impedía la congelación de la nieve. El equipo científico que usted dirigía en esta montaña calculó la desaparición del glaciar en 2015. ¿Qué ocurrió para que el glaciar del Chacaltaya se extinguiera cinco años antes de lo previsto?

R Es exacto, lo demostramos para los glaciares andinos tropicales: no es directamente la elevación de temperatura del aire la que hace derretir el hielo a esta altura (más de 5000 m), es más la cantidad de energía recibida por la superficie que aumenta. La temperatura influye sobre la fase sólida/líquida de la precipitación. Cuando sube la temperatura, un manto de nieve permanente no se puede formar a baja altura (menos de 5400 m) sobre el glaciar durante el verano (temporada de precipitación); en consecuencia la radiación de onda corta —la principal fuente de energía a esta altura—, se refleja menos sobre la superficie y una parte importante de esta energía está absorbida por el hielo y sirve para alimentar la fusión.

Se habla de un efecto sobre el albedo, que es la capacidad de un cuerpo de reflejar la energía que proviene del Sol hacia la atmósfera. La nieve fresca refleja hasta 90% de esta energía entrante, el hielo sucio refleja menos 30%, lo que quiere decir que absorbe 70%.

Efecto sobre el albedo (imagen de arriba) en el antiguo frente común de los glaciares del Tullparaju (derecha) y del Chinchey. Cordillera Blanca. Foto Sevi Bohórquez, 1999.

Cuando se produce un fenómeno El Niño ocurre lo mismo: el calentamiento del océano aumenta la temperatura de la columna atmosférica sobre un espesor de varios kilómetros sobre los Andes, lo que puede provocar precipitaciones líquidas hasta los 5400 m. El glaciar de Chacaltaya ha sido particularmente sensible a esta evolución, ya que culminaba a 5400 m solamente y no tenía una zona de acumulación permanente, la cual se ubica en la Cordillera Real a más de 5300 m. Otro fenómeno se produce también cuando un glaciar se reduce de tamaño: la parte del calor que viene de los bordes rocosos aumenta (sobre todo por infrarrojo), y esta fuente de energía acelera su desaparición. ¡No habíamos tomado en cuenta esta aceleración!

Prospecciones y ascenso en el Antizana. Andes ecuatorianos. Foto Bernard Francou


P Además del peligro potencial por el creciente caudal de la laguna recién formada en la punta de la lengua glaciar situada encima de la Artesoncocha, ¿qué conviene destacar de las recientes investigaciones paleoclimatólogas o de otras prospecciones en el glaciar oriental del Artensonraju de la Cordillera Blanca peruana?

R Es evidente que cuando un glaciar retrocede, la probabilidad de que se formen lagunas nuevas y peligrosas es muy fuerte. Llega un tiempo en que una importante masa de hielo domina directamente la laguna y cualquier desprendimiento masivo puede provocar una ola gigante seguida por un desborde catastrófico. Este tipo de catástrofe ocurrió muchas veces, provocando víctimas y daños considerables en la historia. Uno se produjo cuando el glaciar del Artesonraju dominaba la laguna del mismo nombre, pero la laguna Parón, más abajo, resistió.

P ¿Tiene asignado ya un nombre o un número esa nueva laguna originada bajo el frente glaciar oriental del Artesonraju?

R No sé si tiene nombre, pero probablemente tiene un número, como todas las lagunas inventariadas por el Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistema de Montaña (INAIGEN) de Huaraz. Es un trabajo que se hace en Huaraz desde los años de 1960 en la Corporación Peruana del Santa.

Laguna reciente (óvalo rojo) en la lengua glaciar de la vertiente S del Artesonraju (6025 m) de la Cordillera Blanca. Departamento de Ancash. Andes de Perú.
Foto Tente Lagunilla, desde el Nevado Pisco, en julio de 2018


P ¿Están suficientemente desarrollados los estudios glaciológicos en Perú?

R La creación reciente del INAIGEN por mi amigo Benjamin Morales Arnao puede dar un impulso importante a esos estudios en Perú, ya que hasta ahora este programa de glaciares y lagunas «sufría» por inestabilidad institucional. Además, había mucha ingeniería, pero poca investigación, solo mi amigo Alcides Ames hacía este tipo de investigación. Es importante también que esta nueva institución mantenga los lazos estrechos que tiene con otras instituciones extranjeras.

P ¿En cuántos glaciares peruanos convendría instalar sistemas de medición para prever fenómenos destructivos?

R Con métodos basados sobre el sensor remoto —análisis de fotografías aéreas y satelitales—, existe la oportunidad de vigilar todas las lagunas de una cordillera. Cuando se presenta una situación arriesgada, se puede instalar un monitoreo localmente y eventualmente un sistema de alerta para caso de desborde. El Perú tiene capacidad técnica para hacerlo, es el único país andino que la tiene. Pero aun con un monitoreo permanente no se puede evitar situaciones extremas, del tipo del seísmo de mayo de 1970, que podrían provocar otras catástrofes. Hay que evitar construir en zonas sensibles, como Yungay por ejemplo.

P La extinción de los glaciares peruanos, publicó el diario La República, está prevista para 2111. Si esta predicción fuera correcta, ¿qué anomalías de origen antropogénico podrían acelerar esas desapariciones?

R ¡No sé de donde vienen esas cifras! Este tipo de pronóstico, hay que hacerlo con cuidado. Para esto, se puede utilizar el respaldo de modelos, pero esos modelos necesitan muchos datos tal como perfil de lecho rocoso, espesor del hielo, velocidad del hielo, balance de masa, balance de energía, etc. que pocos glaciares de la zona tienen. Además, hay que conocer la evolución futura del clima. Se puede escoger varios escenarios económicos y calcular las emisiones de gas de efecto invernadero correspondientes al nivel global, y ver cómo reaccionará el clima al nivel regional y local. Es un trabajo que empezamos a hacer en los Alpes, donde tenemos glaciares monitoreados desde hace más de 50 años.

¡Seamos prudentes antes de avanzar fechas de desaparición! Pero es un hecho que todos los glaciares de la zona están en estado de desequilibrio con el clima actual, por consecuencia tienen que disminuir de tamaño para adaptarse. Es un hecho previsible: lo que queda de glaciares en las cordilleras andinas del trópico podría desaparecer casi totalmente antes este fin de siglo. Desde hace 60 años, los glaciares de la zona han perdido en promedio más o menos 50% de su volumen, muchos han desaparicido. Y esto con una temperatura atmosférica que aumentó un poco más de 1°C desde 1950 en los Andes.

El óvalo rojo señala el antiguo frente glaciar, en junio de 1988, es el mismo lugar ocupado ahora por la reciente laguna de la vertiente S del Artesonraju.
Foto Sevi Bohórquez, desde el Huandoy Este


P Parece lógico pensar que la falta del agua que ahora proporcionan los glaciares tropicales produciría graves daños ambientales y sociales. Sin ánimo de enumerar aquí los efectos globales ni todas las consecuencias por la extinción del último glaciar peruano, ¿podría usted resumir un panorama o escenario imaginable del departamento de Ancash por semejante desglaciación?

R El agua es un problema sensible en los Andes centrales (Perú y Bolivia particularmente), ya que los glaciares regulan el caudal de los ríos. Los glaciares en retroceso dan más agua de lo que reciben por las precipitaciones. La variación del aporte de agua cuando un glaciar tiende a desaparecer tiene que ser analizada cuencas por cuencas. Cuando hay muchos glaciares y el retroceso es importante, los caudales aumentan al nivel de esas cuencas, pero ¿hasta cuándo va a ser el caso? Cuando los glaciares son residuales, como es el caso del Yanamarey, por ejemplo, se puede considerar que los aportes de agua dependen sobre todo de las precipitaciones y de la dinámica de los acuíferos de la cuenca; suelos, zonas húmedas. El caso es complejo, todo es cuestión de investigación, varios equipos nacionales e internacionales trabajan sobre este tema en Ancash, Cusco, Puno y Cordillera Central. Y también en Bolivia en el Altiplano norte. El aporte de los glaciares para una ciudad como La Paz-El Alto, es más o menos del 15% anual, pero puede subir a casi 30% en la temporada seca; trabajo de mi colega Álvaro Soruco en La Paz. Sin ese 30% de agua conviene construir represas para remplazar el almacenamiento de los glaciares.

En el volcán Carihuairazo (5116 m), cantón de Riobamba, Andes del Ecuador.
Foto Bernard Francou


P ¿Se podría enlentecer o parar el retroceso de algunos de esos glaciares si los países más contaminantes redujeran desde este mismo año sus emisiones de gases hasta niveles aceptables?

R En Europa, entre el escenario «bajas emisiones» (+2°C previstos al nivel global este fin de siglo) o el escenario «altas emisiones» (+4°C o +5°C), no hay diferencias importantes de impacto sobre los glaciares hasta 2040/2050. Pero después de esta fecha, los glaciares, los que quedaran, disminuirían menos con el primer escenario; pero mucho más con el segundo. Recordemos que el segundo escenario corresponde a la extensión del nivel actual de las emisiones de hasta el fin del siglo. Lo que quiere decir que conservamos glaciares en los Alpes en el primer caso, y perdemos casi todos los glaciares el segundo caso. Hay que hacer este tipo de trabajo para los Andes. Pero existe una otra fuente de incertidumbre: ¡no sabemos exactamente lo que va ocurrir con las precipitaciones! Los modelos de clima no son muy claros al respecto. Según algunos modelos, podrían aumentar cerca del ecuador (Ecuador, Colombia), pero disminuir en dirección del trópico: altiplanos peruano y boliviano.

La laguna de Parón, con desagüe regulado por un túnel de dos kilómetros, recibe agua de los glaciares del Artesonraju, de la Pirámide de Garcilaso (izquierda) y del Chacraraju (derecha) entre otros nevados. Foto Sevi Bohórquez, 1998


P Con las previsiones actuales sobre la extinción de cada glaciar, ¿qué países andinos tropicales empiezan a adoptar medidas adecuadas a las consecuencias de futuras migraciones internas por carencia de agua?

R ¡Salimos de mi campo de competencia con esta pregunta! Observamos desde décadas y décadas una concentración de la población peruana en el desierto costeño, ¡que es la parte del Perú que tiene menos agua! Esto demuestra que el manejo del agua proveniente de los Andes ha sido suficiente para alimentar este crecimiento demográfico de la costa, lo mismo si hay evidencias crecientes de escasez en varios sectores. Pero esto no garantiza que el aporte de agua será siempre suficiente si la fuente cordillerana disminuye. Es inevitable que el costo del agua aumente en el futuro en las metrópolis andinas y costeñas.

P Los gobiernos de las zonas con abundante reserva hídrica, ¿tienen ya planes de contingencia para asumir migraciones masivas?

R Las migraciones desde hace un siglo en los Andes han sido sobre todo desde zonas rurales hacia zonas urbanas. Más de 80% de la población es urbana en Bolivia. Muchas zonas urbanas podrían tener escasez de agua en el futuro, como Lima, Trujillo, Piura, Arequipa, La Paz, Cochabamba, Sucre, Cusco, Tacna, etc. Antes de imaginar migraciones internacionales, tal vez habría que planificar mejor el crecimiento de esas metrópolis, cuyo abastecimiento de agua en el futuro podría costar cada vez más dinero. Habrá que arbitrar también los posibles conflictos de uso del agua: potable de las ciudades, minería, riego, generación hidroeléctrica, caudales ecológicos, etc. Como es probable que el agua se encarezca, el buen manejo del agua es la meta que va a imponerse en las próximas décadas.

Véase Parte I

Agradecimientos
Antonio (Toño) Rodríguez Verdugo, Tente Lagunilla

Nota
5 «El balance de masa refiere a la cantidad de hielo o de nieve ganada o perdida durante un periodo temporal, generalmente un año.» Klein, A. [Universidad de Texas A&M]. Los glaciares cambiantes de la tierra. AAJ 2000.


Condiciones glaciares de la cara SE del Artesonraju (6025 m) en 1988 (izquierda) y en 1995. Departamento de Ancash. Andes peruanos. Foto Sevi Bohórquez

En terreno cubierto por el glaciar del Huascarán en 1982, a mayor altura que el Mont Blanc (4810 m), crecían las plantas veinte años después. Andes de Perú.
Foto Sevi Bohórquez, 2008


Véase además: El estudio de un equipo internacional, liderado por la Universidad de Zúrich (Suiza), publicado en Nature, revela que los glaciares perdieron 9.625 gigatoneladas de hielo entre 1961 y 2016.

lunes, 18 de febrero de 2019

Andes. Cordilleras Tropicales. Alpinismo. Glaciología. Climatología. Entrevista a Bernard Francou. Parte I

Bernard Francou
Foto © Laurent Pajot

Bernard Francou, nacido en 1948 en Briançon (Francia), geomorfólogo,1 glaciólogo, climatólogo, investiga sobre las masas glaciares de los Andes tropicales, en particular de Ecuador, Bolivia, Perú y Colombia. Desde principios de los años 90 estudió las del Chacaltaya de la Cordillera Real antes de que se extinguieran.

En esta montaña boliviana, también en otras como Huayna Potosí, Illimani y Sajama —donde llevaría más de tres toneladas de material y perforaría 140 metros en el hielo—, empezó a trabajar, en un programa sobre cambio climático, con el Instituto Francés de Investigación para el Desarrollo (IRD, ex-ORSTOM), que llegó a dirigir, en la red de investigación permanente más alta de la Tierra sobre esa materia.

En Perú ha centrado sus recientes investigaciones en el glaciar oriental del Artesonraju de la Cordillera Blanca. Uno de los temas de estudio principales trata de relacionar el retroceso de esos glaciares con el recalentamiento global e investigar el papel (rol) del Pacífico en esta evolución, en particular la función del fenómeno El Niño y de la Oscilación Sur. A sus 70 años todavía escala, procura combinar «en su vida la investigación científica y el alpinismo al servicio de una misma pasión: el conocimiento de las altas montañas».2


Los Andes son para Francou un laboratorio natural clave para el estudio del calentamiento global de nuestro planeta. Las investigaciones en los glaciares andinos han revelado datos relativos a evolución climática que abarcan 24.000 años. Tales datos permiten recrear temperaturas, precipitaciones meteorológicas o flujos atmosféricos pasados que ayudan a comprender el comportamiento climático actual y a prever escenarios. La vigilancia glaciar monitorizada proporciona las primeras alertas acerca de variaciones en el clima, también indica posibles peligros naturales locales y, por tanto, ayuda en la prevención de riesgos.

Vincent Péguy (arriba) en la cara SO del Chacraraju Este (6001 m), en 1985.
Foto Bernard Francou


Bernard Francou, alpinista y climatólogo
Entrevistado por Sevi Bohórquez
Fotografía Archivos de Bernard Francou, Antonio Rodríguez y Andes Info


La afición de Francou al montañismo y a la fotografía empezó cuando de joven recorría los Alpes con su padre, fotógrafo.3 Entre sus numerosas vías nuevas son célebres las tres directísimas que abrió en los años 1975, 1976 y 1981 con Jean-Michel Cambon sobre el Glacier Noir de les Ecrins, en las caras nortes del Pelvoux, del Pic Sans Nom y del Ailefroide Centrale, en los Alpes del Sur franceses. Entre sus escaladas andinas de alta dificultad y riesgo destaca la vía que abrió en la cara sur del Ocshapalca, de la Cordillera Blanca, con Jean Michel Cambon y Gian Carlo Grassi en 1982.

En el invierno de 1984-85 intentó la arista oeste del Everest, con la expedición francesa dirigida por Eric Dossin. La extensa lista de publicaciones sobre los principales trabajos de investigación de Francou está disponible en las fuentes de información científica, virtuales e impresas, y en diversas entrevistas ha explicado con claridad suficientes conceptos relacionados con sus ámbitos de estudio.4

Pregunta (P) ¿Recuerda cuándo, dónde y cómo nació su pasión por la naturaleza y el conocimiento sobre las montañas?

Respuesta (R) Nací en la montaña —Briançon es la ciudad más alta de Europa—, en la nieve, con vistas a los glaciares. Pero la «chispa» vino del hecho que mi tío y mi primo eran fotógrafos de montaña. Desde muy joven les acompañaba a las cumbres circundantes, ayudando a llevar un equipo ¡particularmente pesado!

P Entre la literatura de montaña de su juventud ¿qué libro prefería?

R Tres libros me marcaron claramente: A mes montagnes, de Bonatti, Les Conquérants de l’inutile, de Terray, y Au-delà de la Verticale, de Livanos. Los dos primeros eran alpinistas marginales, muchas veces en conflicto con la sociedad que no entendía su pasión por el alpinismo y la aceptación del riesgo. El tercero usa el humor y la burla con una maestría que sólo es igualada por la del genio que demuestra al escalar las paredes más verticales.

Pelvoux (arriba a la izquierda), Ailefroide (abajo) y Ecrins. Foto Bernard Francou


P ¿Fue el macizo de les Ecrins su terreno de juego favorito?

R Sí, veía sus cumbres desde mi ventana… Además, al igual que varios lugares de los Pirineos, es un macizo extenso con zonas todavía muy salvajes. En los años 70, en las grandes paredes como las del Glacier Noir (Pic Sans Nom, Pelvoux, Ailefroide), La Meije, Les Ecrins, le Râteau o el Olan, todavía existían zonas nunca recorridas. Siempre me ha fascinado encontrar un camino nuevo en una pared virgen, es una manera de concebir la escalada como una exploración. Por eso, soy muy reservado acerca del equipamiento sistemático de rutas largas con spits: esto mata «el espíritu de descubrimiento», que me parece vital preservar en alta montaña.

P ¿Recuerda su primera nueva vía?

R Sí, fue una ruta muy difícil, en la pared sur del Roc Termier en el macizo del Grand-Galibier, la «Voie des Guêpes», con Cambon. La había intentado antes con otro compañero. Es todavía un ruta de extrema dificultad (ED), muy poco equipada y sin spits. Fue en 1975, justo antes de la «Directa» del Pic Sans Nom, también de ED. Fueron rutas abiertas con botas de montaña, no con pies de gato…

P ¿Cuántas vías ha abierto desde entonces?

R No sé, tal vez unas cien, ¡si se contabilizan las rutas sin ningún interés!

P Su primer viaje a los Andes ¿fue para escalar o por trabajos glaciológicos?

R Llegué a Lima al final de 1981 sin hablar ni gota de español. Realizaba estudios de geomorfología para mi tesis en la Cordillera Central del Perú, algo al norte del Ticlio, en el sector de Huamparcocha. Estudiaba la dinámica de los escombros en un ambiente periglacial tropical (entre 4700 m y 5200 m), una región muy salvaje a pesar de que está cerca de Lima. Subía solito por la mañana en jeep desde Lima, luego caminaba hasta los 5200 m de altura para monitorear estaciones, y finalmente volvía de noche a la capital. Era un recorrido de más de 10 km vertical acumulado, masticando hojas de coca, ¡era la única manera de escaparme del soroche! A veces pasaba la noche en la carpa en la orilla de la laguna, donde se veían huellas de puma…

Cambon y Grassi aprovecharon la oportunidad de mi estancia en los Andes. Los tres escalamos la cara sur del Nevado Ocshapallca en la Cordillera Blanca, después de un intento fallido por mal tiempo en la cara este del Cayesh.







Nevado Cayesh (5721 m), cara E.
Foto Bernard Francou


P ¿Considera que la Antártida forma parte de los Andes?

R La península extiende en la Antártida el sistema orogénico de los Andes, pero el medio ambiente es muy distinto. La corriente marina circum-Antártida y la ubicación polar hacen de la Antártida un mundo-continente completamente distinto de los Andes.

P ¿En cuántas cordilleras andinas ha ascendido montañas?

R He vinculado mucho investigación científica y andinismo. Puedo decir que he recorrido casi todas las cordilleras entre la Cordillera de Darwin en Chile/Argentina y la Sierra Nevada de Cocuy en Colombia. Lo que conozco menos es la región de Ojos del Salado o del Pissis, ya que no tenía pretextos para visitar algún glaciar.

P Alpinistas que visitan por primera vez las cordilleras del norte de Perú se sorprenden por las buenas condiciones meteorológicas entre junio y agosto, también por la nieve esponjosa que permanece meses acumulada sin caerse en los empinados canales de salida a las aristas de los picos, por las dobles cornisas parecidas a las alas de una mariposa a lo largo de las crestas heladas, etc. ¿Cuál de estas características le sorprendió más cuando escaló por primera vez en esas cordilleras y en qué año fue?

R Efectivamente, la cosa más original en cordilleras peruanas como la Blanca, la de Huayhuash, la de Vilcanota, es ver la nieve pegada sobre paredes de más de 70° de pendiente y la formación de cornisas ¡que sobresalen a veces más de 40m! Esto viene, primero, del hecho de que las precipitaciones meteorológicas se producen en verano (diciembre-marzo) y son relativamente cálidas; y segundo, de que todo el año, incluso en temporada seca (junio-agosto), durante el día hay mucha nubosidad alrededor de las cumbres, se produce una condensación en fase sólida contra esas paredes frías. Lo que me sorprendió más es esta nieve-polvo sin ninguna consistencia, es pura escarcha, que se mantiene sobre pendientes de 70° y más. Cuando tienes que bajar con rápel produce terror, ya que ¡no encuentras ningún anclaje firme! Hay que hacer acoplamientos complejos de estacas largas, y confiar en ellas, y en la suerte, lo que no es evidente cuando hay que bajar con 10 o 15 rápeles.

Vía Grassi-Francou-Cambon en la cara S del Ocshapalca. Foto Sevi Bohórquez, 2008


P El 20 de junio de 1982 abrió con Gian Carlo Grassi y Jean-Michel Cambon su vía en la cara sur del Ocshapalca (5888 m), considerada entonces una de las escaladas más arriesgadas y difíciles de la Cordillera Blanca. ¿Cuándo y cómo conocieron esta pared?

R La conocí mientras medía para mi trabajo con termo-sondas el perfil de temperatura de la roca en la cumbre de Vallunaraju (5500 m), ubicado frente a la cara sur del Ocshapalca. Esta pared tenía una sola ruta. Propuse a Gian Carlo y Jean-Michel abrir una línea directa a la cumbre. Entre el couloir (corredor) de la base y los ice-flutes (canales), de la segunda parte del recorrido, encontramos una placa casi vertical. Era una capa de hielo de 10 cm de espesor, separada de la granodiorita lisa y blanca por una capa de aire. Gian Carlo escaló 30 metros por esa placa delgada quebrando el hielo involuntariamente sin poder colocar ningún tipo de protección. Jean-Michel y yo escalamos después esos 30 metros sin utilizar los piolets, poniendo las manos en los huecos dejados por los piolets de Gian Carlo.

Teníamos la impresión de que todo el hielo iba a romperse en cualquier instante, que los tres íbamos a caer casi 400 m, ya que la reunión que instaló Gian Carlo no era completamente segura.
Sin Gian Carlo, que era una «estrella» de la escalada en hielo, ¡hubiéramos abandonado!
Gian Carlo Grassi. Foto B. Francou

P Ocho días después abrió con Grassi otra vía por el centro de la cara oeste del Nevado Santa Rosa, de la Cordillera Raura. Tardaron cinco horas y encontraron pendientes de hielo y nieve de 50° a 65°. ¿Le pareció un paseo, comparada con su escalada del Ocshapalca?

R Había visto esta cara oeste en fotos aéreas, estudiando los glaciares de la zona, donde se ubica la fuente del Marañón, que fluye río abajo formando el río Amazonas. La escalada fue un paseo, pero desde la cumbre descubrimos el verdadero problema del nevado: ¡la cara Sur! De 550 metros con ice-flutes de 60° a 70° de inclinación. Gian Carlo no podía quedarse más en los Andes, debía tomar el avión de regreso a Italia. Volví a esta cara algunos meses después, con Maurice Romani, un amigo geólogo, que prospectaba la plata en esta zona de Raura para la minera Buenaventura. Pensamos subir esos 550 m en un día y volver al campamento de noche, pero encontramos bastantes dificultades; del nivel de las que encontré años después en la cara sur del Chacraraju. Tuvimos que vivaquear a 50 m de la cornisa superior sobre un escalón cortado con el piolet, ¡con dos mentas como única comida!

P Sus escaladas en el Nevado Cayesh y el Chacraraju, ¿fueron tan difíciles y arriesgadas como la del Ocshapalca?

R ¡No! La cara oeste del Cayesh escalada con Patrick Wagnon en 1996 ha sido muy buen recuerdo, es una pared de roca (riolita) muy parecida a la que encontramos en el massif des Ecrins. Sólo evitamos la cumbre misma, que tenía una cornisa demasiado frágil. En las caras sur del Chacraraju Este y Oeste todo fue bien, después de un intento con Antonio Rodríguez y Vincent Péguy donde nos faltó equipo. Acá también, el problema de la cumbre, con esta nieve-polvo sin consistencia, donde el rápel, sobre todo en la parte superior, empieza como una bajada al infierno… Para instalar los 15 rápeles, sin abandonar el equipo que cuesta una fortuna, yo había comprado piquetas de carpa en Huaraz; bien puestas y torcidas fueron excelentes anclajes en este tipo de hielo relativamente blando.

Caras SO del Chacraraju Oeste (6112 m), izquierda, y del Chacraraju Este. Foto Bernard Francou, 1987 y 1985


P Entre todas sus escaladas en las cordilleras andinas peruanas, ¿de cuáles tiene mejores recuerdos o experiencias?

R De las que tienen bastante «clase», los Chacraraju, particularmente la del Este. No hay ninguna manera de alcanzar esas cumbres por una ruta fácil… Encontrar candidatos para esas vías es bastante raro. La laguna 69 donde acampamos ¡es un lugar de sueño!

P Quien sólo haya escalado en los macizos montañosos europeos, ¿qué diferencias notables encontraría al escalar en el terreno glaciar o mixto de las cordilleras tropicales Blanca y Huayhuash?

R Aparte del tipo de hielo, los ice-flutes y las cornisas, creo que lo más desafiante es el carácter salvaje, la ausencia de socorros, y, como siempre en el terreno mixto, la variabilidad de las condiciones. Ahora, con el recalentamiento, las capas de hielo tienden a desparecer ciertos años, lo que provoca un cambio radical en el tipo de escalada. En Europa, sin nieve o hielo en verano, lo que es más y más frecuente, se puede escalar rutas mixtas en invierno o durante la primavera, en los Andes tropicales es imposible.

P ¿Considera intentos sus escaladas andinas que no alcanzaron cimas? ¿En qué montaña andina le costó más renunciar a la cumbre?
En la cara SO del Chacraraju Oeste, julio de 1987. Archivo Bernard Francou


R Tuve los intentos en el Chacraraju Este, antes de llegar a la cumbre. Los fracasos más severos fueron en la cara este del Cayesh, un lugar muy salvaje en el lado amazónico de la cordillera, y la cara Sur del Taulliraju por la ruta italiana, con Wagnon, donde, en la parte mediana, no encontramos hielo sobre placas de granodiorita completamente lisas… Me hubiera gustado culminar esas dos paredes, pero, no siento frustración, siempre es la montaña la que decide, lo he aprendido en el Everest.

P En su expedición invernal a la arista oeste del Everest, a principios de diciembre de 1984, con Eric Dossin, Vincent Fine, Benoît Chamoux, el doctor Olivier Callande, el italiano Gian Carlo Grassi y un belga, cuando pese a los «vientos invernales feroces y nevadas considerables» alcanzaron los 7500 m el 16 de enero de 1985, ¿quién era aquel belga y quiénes los tres escaladores que resistieron hasta el final además del médico?

R El belga era un fino escalador de pared de baja altitud, no acostumbrado a esas condiciones extremas, se quedó en el campo base. No recuerdo su nombre. Llegamos con Gian Carlo a más de 7500 m sobre la arista horizontal muy rápidamente, el 15 de diciembre, por buenas condiciones meteorológicas. Pero luego el invierno se instaló, empezó el viento y los que se quedaron (Fine, Chamoux, Dossin) hasta enero, después de nuestro regreso a Europa con Gian Carlo, no pudieron ir mucho más allá. La principal dificultad en invierno es el hecho de que a esta altitud nos encontramos en el jet stream, chorro de aire que sopla del Oeste, produce vientos que superan los 200 km/h. Esto dificulta considerablemente la bajada, a veces tuvimos que jalarnos con las cuerdas fijas para bajar pendientes de 40°.

Everest, primer intento invernal. Fotos archivo Bernard Francou

P Durante la segunda gran travesía registrada desde el Pico 5540 m al Illimani, de sur a norte, en 1997, en la Cordillera Real boliviana, con Jean-Emmanuel Sicart y Patrick Wagnon, ¿dónde encontraron las mayores dificultades, riesgos o problemas técnicos?

R Desde el punto de vista técnico no fue problemático. Es largo, hay que prever un vivac después del Pico de París a los 6000 m, y eventualmente otro vivac después del Pico del Indio, salvo si se quiere terminar de noche. Yo me paré después del Pico principal, me faltaba aclimatación, tenía un dolor de cabeza atroz porqué regresaba de un viaje a Francia.

P ¿Qué podría destacar de su experiencia y descubrimientos glaciares en los Andes colombianos?

R El único proyecto que tenía en los glaciares de Colombia era subir a la Cordillera Nevada de Santa Marta. No fue posible debido a la cuestión política. Mis objetivos en Colombia eran puramente científicos. Quería extender hacia el norte la red de los glaciares andinos monitoreados, y al norte del Antisana, en Ecuador, hasta Colombia. Fue posible gracias a la iniciativa de las empresas estatales INGEOMINAS y del IDEAM de Colombia. Los ingenieros colombianos Jair Ramírez y Jorge Luis Ceballos han sido formidables, se han convertidos luego en buenos amigos. Equipamos primero en el glaciar del Santa Isabel, al lado del Nevado del Ruiz, y un glaciar en la Sierra Nevada del Cocuy, el Ritacuba. He sido particularmente impresionado por esta Sierra, que tiene impresionantes paredes de arenisca blanca, la cuales dominan directamente la cuenca del Orinoco.

P ¿Le parece bien que pasemos del ámbito alpinista al científico y al recalentamiento global?

R Por supuesto

Continúa en Parte II

Agradecimientos
Antonio (Toño) Rodríguez Verdugo

Notas:
1 Se doctoró en la Universidad Diderot de París en 1987. De enero de 1984 a octubre de 1990 fue investigador en el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS), en Caen, Normandía. De septiembre de 1991 a septiembre de 2013 fue director de investigación en el IRD, el Instituto de Investigación para el Desarrollo. Ha vivido casi 25 años en los Andes, principalmente en La Paz (Bolivia), Quito (Ecuador) y Lima (Perú), empleando su tiempo en instalar una red de monitoreo de glaciares y formando estudiantes andinos hasta el nivel del doctorado europeo. Ahora vive en los Alpes cerca de Grenoble. Como director de investigación emérito, se dedica a impartir conferencias y escribir artículos para sensibilizar al público en general sobre el cambio climático en la alta montaña. Sus últimos libros, con Christian Vincent, son: Les glaciers à l’épreuve du climat (IRD, Belín, París) 2011; Quoi de neuf sur la planète blanche? Comprendre le déclin des glaces et ses conséquences (Glénat, Grenoble) 2015.
2 El entrecomillado es de la solapa de su libro Cordillères Andines —del que su colega Patrick Wagnon es coautor por las fotografías que aporta—, editado en 1998, por Glénat, en Grenoble.
3 Muestra de esta afición heredada es su libro Desiertos Andinos. El jardín mágico. Ecuador: Trama ediciones, 2011.
4 Véase por ejemplo algunas de sus explicaciones cuando recibió en 2002 el Rolex Awards for Enterprise.


De izquierda a derecha, de arriba hasta abajo. Jean Michel Cambon en la cara sur del Pavé, en Ecrins. Intento con Comino y Grassi en la goulotte de la cara norte del Dôme des Ecrins. Gian Carlo Grassi. Cambon en la Voie de Guêpes, primera ascensión, en la pared sur del Roc Termier del macizo de Cerces. Francou en la década de 1980. Foto Bernard Francou