miércoles, 24 de junio de 2020

Andes. Perú. Cordilleras Centrales. Cordillera Huarochirí o Pariaqaqa. Nevados Paca, Ñahuin Noroeste, Antachaire. Errores u omisiones. Parte II

Cimas del grupo glaciar llamado Yarumaría por las expediciones del DAV de 1966 y 1967, vistas desde el sureste. Foto Consuelo Amorós, 2019.

«Al César lo que es del César»
Viene de parte I

El problema mencionado por Evelio Echevarría sobre la enmarañada historia andinista de las Cordilleras Centrales del Perú lo causa, en buena parte, que varias montañas reciban diferentes nombres o alturas en los ámbitos cartográfico, serrano y andinista.

Ciertas expediciones confundidas por esa disparidad oronímica creyeron ser las primeras, segundas o terceras en alcanzar cimas que ya habían sido alcanzadas una o más veces. Algunas crónicas de esas ascensiones todavía requieren correcciones precisas en las publicaciones especializadas.

Aunque la complejidad añada la fascinación del misterio a las búsquedas de cimas vírgenes en la Cordillera Huarochirí, por fidelidad a los hechos históricos pretendemos señalar aquí, con detalles básicos, fines aclaratorios y sin ánimo de restar encanto, algunas de las consecuencias de que ciertas ascensiones merecedoras de reivindicación pasaran desapercibididas debido a dicho problema.




Primeras ascensiones a tres cimas de la Cordillera Huarochirí

Cordillera Central es un nombre relativamente reciente atribuido arbitrariamente a una de las cinco subcordilleras que componen las Cordilleras Centrales o Andes Centrales del Perú.

Las averiguaciones de campo de Evelio Echevarría y Alberto Murguía, andinista conocedor de la zona, indican que aquella Cordillera Central es llamada localmente Cordillera Huarochirí o Cordillera Pariacaca.

Quizá sea más correcto escribir Pariaqaqa en quechua normalizado, o Pariaccacca en quechua castellanizado.

El Nevado Paca

La vía de Conterno y Laumann al Nevado Paca (5600 m) del IGN peruano probablemente sea nueva, pero esta cordada no es la tercera que alcanzó la cima. Tampoco la primera ascensión al Nevado Paca es la de Carlos Callupe y Alberto Murguia en 2006, pues se trata con toda probabilidad de «la cúpula de hielo del Nevado Yarumario [Yaru María o Yarumaría] (ca. 5500m?)» alcanzada por Diegenhard Briegleb en 1927. Esta ascensión del solitario andinista austriaco residente en Lima está registrada en las anotaciones y en la obra de Evelio Echevarría; véase además AAJ 2016 p. 201 o versión web.

Los cuatro componentes de la primera expedición del Club Alpino Alemán (DAV) a la cordillera de Huarochirí, Alfred y Johanna Koch, Peter Gessner y Michl Steinbeis, fueron los segundos que alcanzaron esa cima (AAJ 1967 pp. 387-389), la nombraron Yarumaría I (5580 m), el 24 de junio de 1966.


Grupo de cimas del Suiricocha y Ñahuín desde el Este. Foto Consuelo Amorós, 2019.



El Ñahuin Noroeste

Por las regulaciones sobre el bautizo de relieves andinos, Beto Pinto no podrá dar su propio nombre a la cima más septentrional del Nevado Suiricocha. Aunque la vía del activo buscador de cimas y caras vírgenes peruano sea en gran parte nueva, tampoco podría atribuirse la primera ascensión a la cima. El profesor alemán Olaff Hartmann alcanzó esa cima, el 25 de septiembre de 1965, la nombró Nahuín Noroeste (5513 m) cuando lo comunicó a Evelio Echevarría.

También alcanzaron la misma cima Alfred Koch, Peter Gessner y Michl Steinbeis (AAJ 1967 pp. 387-389), mantuvieron el nombre Nahuin NW (Ñahuín Noroeste 5580 m), el 15 de junio de 1966.


Cima principal del Antachaire desde el sureste. Foto Consuelo Amorós, 2019.


El Nevado Antachaire

Tal vez sea nueva vía la de Beto Pinto, Guy Fonck y Malu Espinosa a la cima Oeste del Antachaire, aunque no se trata de la segunda ascensión a la cima. Acerca del Nevado Antachaire conviene aclarar al menos cinco cosas:

1) «Nevado Antachaire» es el nombre atribuido por el Instituto Geográfico Nacional (IGN) peruano a las tres cimas centrales del macizo glaciar que se extiende desde el Nevado Paca, hacia el sureste, hasta el llamado Tranka (5370 m) por la expedición alemana de 1967. El añadido ordinal «III» que refiere a la cima principal es arbitrario.

2) Las expediciones que alcanzaron esa cima III refirieron a ella con nombres distintos al oficial.

3) La expedición del DAV de 1966 que alcanzó esa cima III no refirió a ésta como una cima del «Yarumaría», porque la consideró aparte de su cimas vecinas orientales.

4) Esa misma cima III fue alcanzada también por la expedición del DAV de 1967.

5) Probablemente la expedición suiza de 1974 (AAJ 1975 p. 169) alcanzó esa cima III, por nueva vía, y se atribuyó la cuarta ascensión. Debido a la confusión de nombres y alturas de las elevaciones de esa zona, resulta aventurado afirmar incluso que no fue la misma cima alcanzada en 1970 por nueva ruta atribuida por Echevarría al grupo de Hubert Adams Carter. Cuando conozcamos el recorrido de las vías suiza y norteamericana (salvo que ésta fuera error) podremos asegurar si es nueva la de Pinto, Fonck y Espinosa.

Fuentes, comunicaciones personales y agradecimientos: véase Cordillera de Huarochirí partes I y II

martes, 23 de junio de 2020

Andes. Perú. Cordilleras Centrales. Cordillera Huarochirí o Pariaqaqa. Nevados Paca, Ñahuin Noroeste, Antachaire. Errores u omisiones. Parte I

Nevado Antachaire (ca. 5650 m) de la Cordillera de Huarochirí o de Pariaqaqa. Andes Centrales del Perú. Foto Consuelo Amorós, 2019.


La búsqueda de cimas vírgenes y méritos

Indagar acerca de cimas vírgenes forma parte del estimulante conjunto de aventuras que incluyen los viajes, los ascensos y los descensos. Todo, desde la búsqueda documental hasta el regreso a casa con la cima intentada o alcanzada, constituye un enriquecedor sistema de experiencias que moldea nuestras aptitudes y futuras actitudes.

Si anteponemos a los méritos la satisfacción de poder elegir la vía factible o lógica entre las dificultades, o entre los peligros intuibles que pueda presentar la cara de una montaña nunca escalada, mientras asumimos los riesgos y la incertidumbre de los imponderables, apenas debería decepcionarnos descubrir luego que alguien sintió lo mismo en ese mismo lugar antes que nosotros o que alcanzó la cima que creíamos virgen. Esto puede parecer demasiado idealista e incluso ridículo en una sociedad esclavizada por su noción del éxito, inducida por lo general a valorarlo todo desde el punto de vista económico.

Pareciera que la sociedad actual naufragara todavía más que aquella que nos impulsaba en el siglo XX hacia universos orográficos, en los que buscábamos aventuras, motivados por recuperar valores humanos, destrezas o cualidades perdidas. Aun con este antiguo espíritu idealista, no obstante, al regresar de los altos lugares notábamos, debido al paso del tiempo en el entorno urbano, cuánto nos influenciaba la dinámica social. Nos empujaba con intensidad al notar nuestra escasez de recursos económicos para escalar montañas lejanas. Estas en mi caso me atraían menos por su altura que por su belleza, su inaccesibilidad o por algo ajeno a mi entendimiento. Admitíamos entonces con cierta turbación anímica la conveniencia de presentar nuestros méritos ante quienes, a cambio de las actividades que patrocinaban, exigían rentabilidad tangible o intangible además de exhibición popular.

A causa del mundano requisito de un historial deportivo destacado, que deseado a cualquier precio en este nuevo milenio socava cada día más la honestidad, principal valor del espíritu alpinista desvanecido entre los enjambres de individuos ávidos de reconocimiento social que acuden ahora como autómatas a las montañas, conviene reivindicar antiguos méritos ignorados aclarando «la importante verdad de los sucesos», sin ambages, porque la sabiduría asume que «errar es de humanos» emprendedores.

Continúa en parte II

viernes, 5 de junio de 2020

Euskadi. Ángel Landa Bidarte. Fallecimiento.

Pedro Udaondo y Ángel Landa (derecha) formaron una de las cordadas más brillantes de la época clásica de nuestro alpinismo. Foto Archivo P. Udaondo.

Desnivel.es 2 junio 2020, ha publicado sobre Landa: «Más allá de nuestras fronteras, fue el director técnico de la expedición vasca a la Cordillera Blanca de 1967, en la que se lograron las primeras nacionales de montañas como el Atunrraju (5987 m) y el Uchurraju (5600 m)». Véase además en Desnivel.es 3 agosto 2009 el artículo «Ángel Landa. Alpinismo, escuela de vida»
Ha muerto el Alpinista vasco Ángel Landa

La expedición vasca de 1967 a la Cordillera Blanca alcanzó tres cimas vírgenes del macizo glaciar del Chinchey. Sus componentes respetaron los nombres quechua de las cimas recogidos por Evelio Echevarría.

Desde la izquierda Uchuraju, Ayucaraju, Jatunraju y Nevado Chinchey. Foto Sevi Bohórquez.


La cima del Uchuraju (5450 m) fue alcanzada por su cara oeste, y la parte final de la cara norte, el 17 de junio de 1967 por Ángel Landa Bidarte, Francisco (Pako) Lusarreta Grumeta, Luis María Sáez de Olazagoitia y Juan María Feliú.

La cima del Ayucaraju (5647 m), probablemente Allaucaraju, escrito Ayucuraju en Mendiak n.º 6, 1985, fue alcanzada por su cara noroeste y la parte final de su cara noreste el 30 de junio de 1967 por Rodolfo Kirch Ugarte, Ángel Landa Bidarte, Ángel Vallejo Rosen, Pako Lusarreta Grumeta y Luis M. Sáez de Olazagoitia.

La cima del Atunraju (5987 m), nombrado también Hatunraju y Jatunraju, fue alcanzada por su cara suroeste y arista sur el 20 de julio de 1967 por Juan Ignacio Lorente Zugaza, Ángel Vallejo Rosen, Rodolfo Kirch Ugarte, Pako Lusarreta Grumeta, Luis M. Sáez de Olazagoitia, Ángel Landa Bidarte y Juan María Feliú.

La expedición vasca contó con los porteadores ancashinos Antonio Vargas Fabián, de Unchus, y Felipe Mautino Alvarón, de Marian, y con la amable acogida de la comunidad de Vicos.

Ángel Landa siempre será referente, escalador de la vieja escuela, abrió y escaló vías difíciles en tiempos difíciles con un espíritu de Alpinista casi extinto en este milenio. Descansa en paz en la cumbre más bella del cosmos.





Ángel Landa en la cumbre del Naranjo de Bulnes, junto a Pedro Udaondo, en 1956, tras culminar la primera ascensión invernal.
Foto (izquierda) Archivo P. Udaondo.


Los siete componentes de la primera expedición vasca a los Andes de Perú, en 1967. Ángel Landa, sentado, primero por la izquierda. Foto colección Exp. vasca Perú 67.


Comunicaciones personales y agradecimientos
Luisa Alonso Cires, Ricardo Hernani, Antxon Iturriza y la revista Pyrenaica