En la cordillera de Huayhuash
Por Beto Pinto Toledo
El día 7 de Julio de 2014 me dirigí con Daniel Araiza Chávez (mexicano) y William Alva (nuestro cocinero, peruano) desde la ciudad de Huaraz a la cordillera de Huayhuash. Acampamos en Cuartelhuain, a unos 4300 m. Al día siguiente caminamos tres horas para acampar junto a Carhuacocha, laguna a 4138 m. Un día después subimos con todo nuestro material hasta el campo morrena (ca. 5000 m) del nevado Yerupajá. Aquí nos esperaba el alpinista austriaco Florian Burger, que partió el 4 de julio y porteó el equipo como parte de su aclimatación.
El día 10 de julio entramos al glaciar entre los nevados Yerupajá (6617 m) y el Siulá (6344 m), e instalamos un campo base a unos 5300 m al pie de nuestro primer objetivo: el Yerupajá Grande por la cara sureste.
Al día siguiente salimos temprano a estudiar la ruta. Para esto nos dirigimos al punto más alto del plató, casi a 5600 m, desde donde observamos que las condiciones de nuestra posible ruta eran muy peligrosas con avalanchas demasiado grandes. Estudiamos entonces el aspecto glaciar del Siulá Grande, y también nos pareció poco estable.
Por último teníamos información de que el Jurau B seguía virgen, pero toda su cara oeste parecía inestable, sólo un canal nos daba posibilidad de alcanzar su cima. Acordamos escalar ese canal y regresamos a nuestro campamento. El día 12 de julio, mientras descansábamos, una gran avalancha arrasó la ruta del Yerupajá que días atrás descartamos. Nuestras predicciones fueron acertadas, era como si la montaña nos invitara a salir de ella.
Probable primer ascenso a la cima Norte del P 5740 m o Jurau B 5727 m
Partimos hacia nuestro nuevo objetivo, el Jurau B, el día 13 de junio a las 12 de la noche. Por suerte conocíamos parte de la aproximación. Llegamos hasta el collado (ca. 5500 m) entre el sureste del Yerupajá y la cima 5578 m al noreste del Siulá Grande. Descendimos luego cruzando muchas grietas.
Finalmente, sobre las tres de la madrugada estábamos en la base de la cara oeste del Jurau B. En los canales de encima colgaban cornisas con forma de hongos de hielo hasta donde alcazaban las luces de nuestras linternas. Tomamos rápidamente la decisión de escalar. Superamos tramos de 60°, 70° y 90° en los primeros largos de cuerda, hasta que llegamos a un hongo helado que era como un techo y el único lugar por donde podíamos continuar. Lo escalamos, tenía 100°, era vertical.
Continuamos por pendientes de 60°, 70°, 80°, y 90° hasta justo debajo de la arista cimera. Los dos y últimos largos tenían muchos carámbanos sobre placas de nieve. Esta rara formación glaciar facilitaba la ascensión en algunos tramos, pero en el resto obligaba al primero de cuerda a un gran esfuerzo para evitar que cayera hielo a los compañeros. Era necesario desplazarse en sentido horizontal, después escalar directo y, en algunas partes, romper los carámbanos que impedían avanzar.
Alcanzamos la cima Norte cuando aparecía el sol. Continuamos hacia la cima principal por la arista norte. Su filo era finísimo, durante treinta metros, cuando llegaba a la base de un muro de hielo de casi veinte metros de alto. Este muro nos pareció muy peligroso por sus carámbanos colgantes. Aquí, sobre las 6:30 horas, terminó nuestro ascenso.
Había sido una escalada muy expuesta, con mucha placa de nieve, caída de roca, hongos de hielo y carámbanos. Tiene unos 300 m (por hielo y nieve), una dificultad general de TD, 60°-100° y la escalamos con dos cuerdas 8 mm x 60 m, ocho tornillos para hielo y seis estacas para nieve. Teníamos al frente los colosos Yerupaja y Siulá. Tomamos fotos rápidamente y descendimos.
Es probable que sea la primera ascensión a la que consideramos cima Norte del Jurau B y, por lo tanto, que podamos nombrar nuestra ruta «El inca, el cachaco y el azteca».
Descenso accidentado
Llegamos a la base de la pared a las diez de la mañana. Aún había por debajo una rampa de 40°. Pasarían unos 20 minutos mientras nos encordábamos, recogíamos la otra cuerda y empezábamos a destrepar. Entonces se rompió el puente de hielo donde estábamos, cayó llevándose a Daniel dentro de la grieta.
Me deslicé por la nieve sujetando la cuerda hasta que pude frenar a mi compañero. No tuvo heridas graves, sólo algunas magulladuras. Lo ayudamos a salir, porque su piolet quedó sepultado en esa grieta. Luego, bajamos directo a nuestro campo base.
El día 14 de julio cruzamos todo el agrietado glaciar y fuimos a Carhuacocha. Al otro día caminamos tres horas hasta Cuartelhuaín, desde donde viajamos cuatro horas en carro hasta Huaraz.
Fuentes de referencia
● The Alpine Journal
● The American Alpine Journal
Comunicaciones personles (c.p.) y agradecimientos
● Werner Beer, director de la Sección Cartográfica del Österreichischer Alpenverein.
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