viernes, 13 de noviembre de 2020
Andes. Perú. Cordillera Ampato. Coropuna. Historia. Reivindicación feminista. Primeros andinistas peruanos.
Voto femenino y primeros andinistas peruanos a principios del siglo XX
Convendría imaginar tanto la Norteamérica como la Arequipa del Perú del año 1911 para valorar, en su justa medida, la aventura de Annie Smith Peck —que se anticipó a Hiram Bingham1— cuando alcanzó las dos primeras cimas del macizo volcánico del Coropuna, donde reclamó el derecho de la mujer al sufragio, acompañada por quienes fueron «casi los primeros [andinistas] peruanos de nombre conocido que hayan participado en la conquista de grandes montañas de su país.»
Para reivindicar, de nuevo, el mérito de aquella notable exploradora y de sus compañeros peruanos copiamos, a continuación, el artículo mecanografiado por Evelio Echevarría que publicaría la Revista Peruana de Andinismo y Glaciología nº 10, año 1973.
Norteamericanos y peruanos en el Coropuna, Año 1911
Evelio Echevarría
En 1911 la actividad alpina internacional se concentró súbitamente en el volcán glaciado Coropuna. Dos grupos norteamericanos, en abierta competencia uno con otro, se disputaron la primera ascensión de la montaña. Y ambos grupos se reforzaron con peruanos, los que con esto pasaron a obtener la distinción de ser casi los primeros alpinistas (ya cabe aquí la palabra andinistas) peruanos de nombre conocido que hayan participado en la conquista de grandes montañas de su país. Hecho importante, si se tiene en cuenta que los primeros clubes de andinismo del Perú no fueron fundados hasta el decenio 1950-60.
Aquella súbita actividad norteamericano-peruana en el Coropuna del temprano año de 1911 se originó con unas provocativas líneas que el arqueólogo norteamericano Adolph Bandelier introdujo en su libro The Islands of Titicaca and Coatí , Nueva York, 1910.
En aquellas líneas Bandelier sostenía que el Aconcagua, el monte más alto de las Américas, tenía 6.940 metros de altura, y el Coropuna 6.949 metros, nombrándolo así el vértice del continente. Al leer tal noticia, la norteamericana Annie Peck, que en 1908 había escalado el Nevado Huascarán, partió al Perú para escalar el Coropuna. A la vez, el viajero de la misma nacionalidad Hiram Bingham, aficionado al estudio de la cultura incásica y alpinista, organizó una expedición con el triple propósito de escalar también el Coropuna, buscar en la región del Cuzco “la última capital de los Incas”, descrita por el padre Calancha, y llevar a cabo una serie de investigaciones científicas. Annie Peck partió primero y llegó también primero. Ascendió los dos conos nevados2 que se pueden ver desde el pueblo de Viraco y en el más alto plantó un banderín con la inscripción “Vote for women” (Voto para la mujer), del movimiento feminista, muy activo, de aquellos años. El informe que Annie Peck rindió es breve:
“Hice, el verano pasado, el primer ascenso del macizo Coropuna, en la cordillera costera sur del Perú, desde el pueblo de Viraco, en su lado sur. Ascendí dos cumbres, las únicas visibles de ese lado. Desde las cumbres vi otras más atrás; pero como había una depresión entre ellas y las nuestras y como se hizo evidente con estudios hipsométricos que la altura de la montaña que hollaba era inferior a la del Huascarán pensé que no valdría la pena intentar las otras cumbres con mis limitados recursos. No tenía guías suizos pero me complace mucho haber escalado estas cumbres al primer intento. Por supuesto, fueron menos difíciles que el Huascarán.
Mis compañeros en la cumbre del Coropuna fueron el señor Ricardo Carpio, peruano, el señor Carl Volkmar, germano-norteamericano, y cuatro portadores peruanos; siete en total.”
Debe destacarse que Miss Peck tenía 61 años de edad cuando la ascensión. Por cordillera costera ella entendía la Cordillera Occidental. Las dos cumbres que ella ascendió corresponden a las cumbres del sudeste del Coropuna, de alrededor de 6.200 metros. La cumbre mayor, medida hace poco por el Instituto Geográfico Militar en 6.426 metros está al noroeste.
Tal es entonces la nota (traducida del inglés del Bulletín, de la American Geographical Society, Nueva York, tomo 44, núm. 3, año 1912, p. 207); por desgracia, en esta ocasión no se publicaron fotos ni mapas que permitieran identificar con certeza las dos cumbres ascendidas, pues el Coropuna tiene numerosos conos. Pero nótese la activa participación de peruanos, los que son, desde luego precursores del deporte de la alta montaña de su país y de Sudamérica. Indudablemente los periódicos locales (Lima, Arequipa) deben tener nombres adicionales sobre el nombre de los desconocidos portadores , el equipo usado, etc. que bien vale la pena investigar.
La ascensión de Hiram Bingham
El segundo grupo norteamericano es el de Hiram Bingham, de la Universidad de Yale. Bingham sabía que Miss Peck iba decidida a llegar primero al Coropuna, pero decidió no participar en la competencia debido a que se había comprometido a realizar una serie de estudios científicos. Por tanto, aunque en el Perú recibió la noticia de las ascensiones de Miss Peck, Bingham siguió con sus planes. Sus informes posteriores aparecieron en el libro Incaland (Boston, 1922) y el artículo “The ascent of Coropuna”, en “Harper’s Monthly Magazine” marzo 1912, págs. 489-502. De este artículo se puede resumir lo siguiente:
«La expedición partió a comienzos de octubre desde Arequipa, con varios cientistas de fama, como el geógrafo [Isaiah] Bowman, pero solamente con dos alpinistas, H. Tucker y el propio Bingham. El prefecto de Arequipa puso a disposición del grupo al cabo Mariano Gamarra.
La ruta pasó por Víctor, Aplao, cañón de Majes y Chuquibamba. En este último lugar se unió al grupo el profesor Alejandro Coello, director del Colegio Nacional. Desde algunos altos puntos de observación y desde la pampa, Bingham llegó a la conclusión de que la mayor cumbre del Coropuna estaba en el sector norte del macizo, y al efecto partió con sus compañeros norteamericanos y peruanos hacia el lado este.3 Los pocos pobladores de la alta pampa del lugar contaron a Bingham una leyenda de un paraíso con flores, frutas, pájaros y monos que existía en la cumbre del Coropuna, paraíso hacia el cual partían las almas de los fallecidos. A los 4.300 metros empezó la verdadera ascensión, llevándose los equipos, incluyendo mucho pesado material científico, a la espalda o con ayuda de algunos pequeños caballos. Se puso un campamento a 5.300 metros, donde, según Bingham, “nos sorprendió y complació notar que teníamos buen apetito y nada de soroche”. El 12 de octubre Coello, Gamarra, Bingham y Tucker partieron en lenta marcha y alcanzaron los 5.600 metros, donde establecieron el campamento IV. Al día siguiente, después de siete horas de ascenso fácil, llegaron a la cima alta del Coropuna, en la cual hicieron cálculos con aneroide e hipsómetro, que indicaron que la altura (con correcciones posteriores) eran apenas era de 6.615 metros, muy por debajo de los 6.940 metros del Aconcagua. Al atardecer, el grupo descendió y llegó al campo base y luego a Chuquibamba, el 20 de octubre. La triangulación del Coropuna desde la pampa confirmó la altura medida en la cumbre, mediciones modernas del Instituto Geográfico Militar le dan ahora solamente 6.426 metros».
Con estas dos expediciones de 1911 al Coropuna entran, entonces, a los anales del andinismo peruano, y sudamericano, Ricardo Carpio, Alejandro Coello y Mariano Gamarra, más los cuatro porteadores de Miss Peck. Los investigadores andinistas deberían buscar mayor información que dé a conocer los nombres de estos cuatro valientes. Recuérdese que para esos años, el equipo era deficiente, que la mayor altura alcanzada en el mundo era solamente 7.117 metros (en el monte Trisul, del Himalaya central) y que aún hoy no se conocen los efectos de la altura sobre el hombre a más de 5.000 metros.
La expedición de Bingham trajo además, al Perú, otra repercusión de importancia. Bingham regresó al Perú poco tiempo después y con un pastor indio descubrió Machu Picchu.
Notas de Andes Info
1) Evelio Echevarría recibió una carta del hijo de Hiram Bingham en la que le pidió disculpas por el machismo de su padre.
2) Todo parece indicar que alcanzó las cimas de 6234 m y 6305 m indicadas en la cartografía del Instituto Geográfico Nacional (IGN) del Perú.
3) Es posible que quisiera escribir oeste en vez de este.
4) Evelio Echevarría mandó a José Martínez Hernández una nota manuscrita en la que tachaba de su artículo la palabra "descubrió" para sustituirla por "desenterró", seguramente para indicar que Machu Picchu ya se conocía desde mucho tiempo atrás.
Comunicaciones personales c.p. y agradecimientos
Evelio Echevarría Caselli, José Martínez Hernández
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