martes, 14 de marzo de 2023

Andes. Perú. Cuzco. Cordillera Vilcabamba. Pumasillo. Garra del Puma. Nueva vía de Muñoz y de Paz


Cordillera Vilcabamba 2015

Santiago Del Valle Chousa, Rubén Suárez Carballo (directores), Andrés Villar Murillo, Jesús Montero Pita, Luis Solla Covelo, Pablo Fadeville Cajuso, Pablo Teijeiro, Salvador (Salvi) Muñoz, Roberto (Rober) de Paz, con el médico y fotógrafo Juan Martínez Dalmau visitaron en junio de 2015 la Cordillera Vilcabamba (Departamento de Cuzco) con una idea romántica: seguir los pasos de la expedición británica dirigida por Simon Clark y John Longland que en 1957 consiguió la puntiaguda cumbre del Pumasillo.

El proyecto de la Expedición Pumasillo Vilcabamba 2015 incluía dos equipos humanos con objetivos distintos: los siete primeros irían al Nevado Pumasillo y los otros tres a una aguja rocosa virgen que por la forma de su cima llamarían la Garra del Puma.

El día 3 de junio la expedición viajó de Cuzco a Pucyura, aquí se alojó dos días. Como aclimatación visitó en la localidad de Vitcos el conjunto arqueológico de Ñustahipana. Vitcos, a 3003 m, es llamada también Tincoq. El día 6 de junio los dos grupos partieron en distintas direcciones.

Trayecto de Muñoz, de Paz y Dalmau desde Vitcos hasta la base de la Garra del Puma. Imagen Google Earth.



Garra de Puma* (ca 5000 m), cara oeste, primera ascensión

El sábado 6 de junio, Muñoz, de Paz y Dalmau, acompañados por el cocinero local Jorge y cuatro porteadores, partirían hacia las que nombraron genéricamente Agujas de Pumasillo. Transportaron en un camión 300 kg de equipaje por la carretera de Vitcos hacia Huancacalle. Desde esta localidad (a unos 2900 m) fueron al día siguiente hasta una explanada en el camino que sube al Abra Chucuito, donde esperaron «a que llegase la guía Pascuala con las mulas».

Este primer día de aproximación subieron a K’ollpa (3913 m), después al paso Choquetacarpo (también llamado de Choquetecarpo, 4592 m) y bajaron hasta Lazunapampa. En esta planicie, a 3949 m, tuvieron que solucionar con dinero una leve protesta de sus porteadores. Al otro día, continuaron por la quebrada de Qellqamachay hasta la altura (más o menos) de las ruinas de Unusaminchana y subieron por la ladera izquierda (oriental), junto a un estrecho torrente de agua, para instalar el campo base (próximo a 4500 m) al pie de la cara occidental del pico granítico elegido.


El día 8 empezaron a escalar, con unas condiciones meteorológicas que serían similares en las siguientes jornadas: amanecería despejado, verían sobre la lejana selva una nube que a las pocas horas cubriría la pared por completo, empezaría a llover, luego granizaría y al atardecer se despejaría el cielo. Las noches fueron frías y estrelladas. Por tanta humedad abunda el musgo en la pared, en cuyas fisuras taponadas de tierra mojada crece la hierba, así que debían limpiar las zonas donde colocarían los anclajes o seguros. Les pareció «una quimera progresar con escalada libre», recurrieron a la penosa y lenta escalada artificial. Cuando llegaron a la mitad de la pared izaron sus equipos (hamacas, sacos de dormir, comida) para evitar bajar a la base cada tarde.

Les quedaba entonces cinco días para escalar y volver a la localidad de partida. Creían que alcanzarían la cima en la penúltima jornada. Ésta fue por el contrario la más dura de todas, sólo pudieron escalar unos metros porque una nevada intensa les obligó a rapelar hasta la hamaca. Al día siguiente, con cielo despejado y nubes sobre la selva, subieron hasta donde terminaban las cuerdas semiestáticas que fijaron en las jornadas anteriores. De Paz había olvidado el martillo, escalarían con uno solo. Más arriba, en una zona complicada, cuando faltaban 40 m para terminar, el martillo de Muñoz cayó al vacío. Su compañero tuvo que bajar hasta la hamaca por el martillo que había olvidado, subió de nuevo y Muñoz continuó en cabeza de cuerda hasta instalar una reunión. De Paz escaló los 30 m restantes hasta el final de la pared, donde, casi al anochecer, se abrazaron ambos para celebrarlo.

Bajarían por la misma ruta usando sus cuerdas de escalada, pero estas se atascaron en el segundo rápel. Entonces rapelaron por dichas cuerdas fijadas. Muñoz perdió su linterna frontal en el tercer rápel, llegaron a la hamaca en la noche más oscura y menos estrellada de todas. Nombraron su ruta «Pachamama» (400 m, A3), probablemente la primera de la aguja rocosa que proponen nombrar «Garra del Puma».* Véase vídeo de Juan Dalmau.

Acerca del otro grupo expedicionario diría Salvador Muñoz:

«No supimos de la suerte de nuestros compañeros gallegos hasta llegar a España. Lucharon por conseguir la cumbre del Nevado Pumasillo, pero las grietas y la nieve blanda en un paso les impidieron alcanzar la cumbre aunque estuvieron muy cerca de ella. Su éxito, sin duda, es haber vuelto y haber vivido una gran aventura.»

Nota

* Esta propuesta denominativa es justo la misma traducción castellana de Pumasillo, que viene de las palabras de origen quechua «puma» —felino, también llamado chinchay en algunas comunidades andinas— y «shillu» que significa `uña´ o `garra´. El nombre Garra del Puma podría ser aceptable para las autoridades geográficas peruanas porque parece ajustarse a las regulaciones para bautizar relieves andinos.

Referencias: Salvador Muñoz, Rubén Suárez, Santiago Valle

Comunicaciones personales (c.p.) y agradecimientos: Alberto Cabrero, Francisco Alarcón


Recorrido y punto alcanzado por el grupo español de 2015 en el Nevado Pumasillo.