domingo, 27 de junio de 2021

Reino Unido. Troll_Arnés de asiento. Orígenes. Relato de Paul Seddon y Tony Howard. Parte I

Paul Seddon y Tony Howard nos relatan en cinco partes el origen y la evolución del arnés en UK, desde cuando era normal amarrarse la cuerda a la cintura hasta la propuesta del arnés de Don Whillans y, luego, la idea innovadora del Troll Mark 5.

El diseño del cómodo arnés Mark 5, vigente sin apenas variaciones sustanciales, introdujo el «bucle de seguridad» (anillo ventral) que llevan hoy casi todos los arneses para escalada.





Foto a la derecha. Tony duerme en la cima del Troll, con su cinturón Mark 2 detrás, después del sexto día de escalada. Noruega, 1965. Foto archivo de Tony Howard.


Troll y los orígenes del arnés de asiento para escalada
Por Paul Seddon y Tony Howard

A principios de la década de 1960, los escaladores británicos simplemente se ataban la cuerda alrededor de la cintura, tal como lo habían hecho desde que comenzó la escalada cien años antes. Caerse no era divertido, podía aplastar costillas, incluso ser letal, ya que la cuerda apretaba el pecho.

A diferencia de hoy, la máxima del día era «el líder nunca cae». Además, por supuesto, al no tener un arnés, no había una buena forma de llevar el equipo —es decir, los «anillos de cordino» con los que se protegía el líder—, lo cual no era gran problema porque había poco equipo que llevar.

Foto anterior. Barry Taylor sin arnés en la vía Comici de la Cima Grande de Lavaredo, Dolomitas, Italia. Foto archivo de Tony Howard, 1963.

Hasta finales de la década de 1950, sin empotradores ni fisureros de levas en esos días, el líder llevaba simplemente algunos cordinos delgados para añillar (rodear) picos o bloques de piedra, o para pasarlos por guijarros empotrados en las grietas o atascarlos con nudos en las fisuras.

A medida que avanzaba la tecnología sobre las cintas de nailon y se ensartaban tuercas metálicas de distintos tamaños —desde unos pocos milímetros hasta cuatro o cinco centímetros—, con cordinos de diferentes grosores para empotrar en las grietas, la cantidad de equipo que llevaba el líder aumentó considerablemente. Y cuando los escaladores británicos empezaron a usar la escalada artificial, asistida con pitones y tornillos, en los acantilados de piedra caliza que sobresalen en Inglaterra y en los lejanos Dolomitas, llevar todo el equipo en eslingas (anillos de cinta) sobre los hombros era cada vez más engorroso e incómodo: se necesitaba un sistema mejor.

Foto anterior. Bill Tweedale durante la 1ª ascensión en la cara SE del Kongen, con cinturón Troll Mark 2 y cuñas (tacos de madera) diseñadas para una gran grieta en el techo. Romsdal, Noruega. Foto Tony Howard, 1967.

A dos escaladores del Peak District inglés se les ocurrió de forma independiente ideas similares para un cinturón ancho. Uno era Brian (Tanky) Stokes, un trabajador del cuero en Sheffield. El otro fue Tony Howard, que vivía en un pueblo de Yorkshire en la esquina noroeste de Peak District. La industria local se basaba en los textiles, con numerosas fábricas de lana. La energía para accionar los telares y otra maquinaria se transmitía en un eje mediante una resistente correa de cuero de unos 75 mm de ancho y cinco milímetros de grosor. A Tony le pareció que éste sería el material perfecto para hacer un cinturón: además de ser suficientemente ancho y firme para distribuir la carga sobre la cadera en caso de una caída, también permitiría colocar presillas para llevar el equipo alrededor de la cintura. Entonces, el equipo no sólo podría ubicarse o «colocarse» fácilmente, como se conoce hoy en día, sino que también sería mucho más cómodo llevarlo en la cintura y sostenerlo en las caderas en lugar de colgarlo alrededor del cuello y los hombros.

Con este diseño de Tony, un zapatero de la aldea local, Cyril Hesden, cosió lazos de cincha transversales al cinturón, a través de los cuales se podía pasar la cuerda de escalada antes de atarlo. Se incorporaron anillos en forma de «D» en la parte superior e inferior de cada bucle.

Imagen anterior. El primitivo arnés Mark 2 dibujado por Bruce Mills para la publicidad de la empresa Troll.

Los anillos D inferiores permitían colocar lazos de transporte de equipo, anudando un cordón en ellos. Los anillos superiores también estaban disponibles para sujetar equipo, como, por ejemplo, un martillo para clavar pitones.

El zapatero también hizo agujeros en el cinturón a través de los cuales se podía pasar una cinta estrecha, formando un cabestrillo alrededor de la cintura, al que se podía sujetar un mosquetón en la parte delantera. Este mosquetón no sólo simplificó la vinculación de la cuerda al cinturón, formaba el punto de sujeción con una «cola de vaca» o con un cabestrillo corto de longitud variable para engancharse en las clavijas (durante la escalada artificial), sino que, junto con los mosquetones en los anillos en D inferiores, también tenía en su lugar un cabestrillo en «forma de ocho» para rápeles de varios largos de cuerda y, lo que es igualmente importante, como ayuda para escalar grandes voladizos o extraplomos. Modificado de esta manera, se convirtió en el primer arnés de asiento, aunque el término aún no se había utilizado.

El arnés Mark 2 de 1965. Foto archivo de Tony Howard.


El cinturón se vendió originalmente en Brigham's en Manchester y luego en algunas otras tiendas. Pero después de que Tony y sus amigos lo usaran en la escalada del famoso Troll Wall en 1965, se comercializó con éxito como Troll Mark 2 Waist Belt y finalmente cambió a nailon acolchado en lugar de cuero.

Tony y su amigo escalador Alan Waterhouse formaron una nueva empresa en ese momento, que ya estaba fabricando una gama de empotradores de aluminio para sustituir las viejas tuercas que los escaladores enhebraban con cordinos.

Foto anterior. Tony Howard desciende tras el primer intento en Troll Wall, (1965), con clima atroz, cinturón de cuero Mk2 y dos Prussic Hiebeler que no funcionaron bien.

El sistema Troll Mk2 Waist Belt tuvo uso común durante cinco años, hasta que un día Don Whillans abrió la puerta del taller de Troll en Greenfield diciendo: «So this is where it all ‘appens», que podría traducirse: «Así que aquí es donde nació todo». Preguntó si Troll podría hacer un arnés especial para la próxima expedición británica Annapurna South Face de 1970.

Modelo final del arnés de asiento, años después de la propuesta del primer diseño de Don Whillans a Troll. Dibujo de Bruce Mills.


Además de Chris Bonington (líder) y Don Whillans, los otros miembros de la expedición también eran escaladores británicos muy conocidos, como Nick Estcourt, Ian Clough, Martin Boysen, Mike Thompson, Mick Burke, Dougal Haston y un escalador estadounidense, Tom Frost. Que esta expedición llevara equipo de Troll sería muy buena publicidad para la empresa, por lo que Tony decidió ayudar.

Continúa en Parte II

miércoles, 23 de junio de 2021

Escalada. Equipo. Ingenios obsolescentes. Industria. Fisureros. Hexcentric y anécdotas.

Fisureros estáticos y dinámicos o de levas. Foto Sevi Bohórquez.


«La “edad del hierro” había pasado [a mediados de la década de 1970]. Con la ayuda de equipos técnicamente avanzados, lo aparentemente imposible se había vuelto casi al alcance de todos y el código ético del escalador se estaba endureciendo». ukclimbing

Ingenios para escalar e industria obsolescentes
Sevi Bohórquez

Cuánto ingenio humano apreciaremos a poco que miremos los adminículos o artilugios que usamos para asegurarnos al escalar, desde los clavos, los nudos, las cuñas de madera o las tuercas para empotrar en las fisuras hasta los sofisticados fisureros de levas o friends. La sencillez de las formas de algunos de esos inventos sorprende, por ejemplo la del empotrador hexagonal.

«A principios de la década de 1960, la tuerca hexagonal de ingeniería estándar se había descubierto como una cuña [empotrador] artificial útil, y la progresión natural de esto llevó a la gama actual de fisureros. Alan Waterhouse y Paul Seddon, cada uno trabajando en sus propios diseños, fueron probablemente los primeros individuos en producir comercialmente una gama de fisureros [estáticos] para la venta a escaladores. Al mismo tiempo, Tony Howard participó en el diseño de uno de los primeros arneses de seguridad de Gran Bretaña, el Mark 1, que luego fue reemplazado por el Mark 2, y también en el inicio de una gama de cintas diseñadas específicamente para el escalador.» ukclimbing

El invento del empotrador hexagonal se suele atribuir a los escaladores y socios Yvon Chouinard y Tom Frost, a quienes luego el escalador sueco-noruego Tomas Carlstrom entregó en 1973 su diseño «policéntrico», conocido en USA como Hex o Hexcentrics, cuya patente solicitó Chouinard Equipment en 1974. Esto es síntesis de lo divulgado en Wikipedia, aunque el catálogo de Chouinard de 1972 ya mostraba en sus páginas el policéntrico.

Tal atribución del «invento del empotrador hexagonal», sin embargo, es desde cierto punto de vista incorrecta y procede aclararla. Paul Seddon, que empezó a producir empotradores con forma de cuña en 1965* y fabricaba fisureros con forma de T para la empresa Troll antes de unirse a ella en 1970, está seguro de que sus dos futuros socios (Alan Waterhouse y Tony Howard) comercializaban los empotradores exagonales probablemente antes de 1969. Howard recuerda que, antes de viajar al Yukón en 1969, Troll fabricaba esos hexágonos regulares (no los Hexentrics) a partir de barras alumínicas estándar o normalizadas y que Clog —la empresa de Gales fundada por Denny Moorehouse y Shirley Smith—, empezó a fabricarlos después. No obstante, véase el artículo Nuts' Story: 2001, a Nut Odyssey, de Stéphane Pennequin.


Aunque la patente del «Irregular, Polygonal Mountaineering Chock» fue concedida el 6 de abril de 1976 por la U.S. Patent, tan original empotrador se utilizaba entretanto en el ámbito escalador «primer mundista» y, al menos era conocido, al sur de los Pirineos. En mi caso, creo que fue antes de 1975 cuando compré un trozo de placa de nylon en una ferretería de la murciana calle Puerta de Orihuela para fabricarme varios fisureros con ambas formas, hexagonal y policéntrica, de distintos tamaños.

Fisureros estáticos de fabricación doméstica en nailon y madera de haya, entre 1972 y 1975. Foto Sevi Bohórquez.


En agosto del 76 conseguí en los Alpes mi primer Hexcentrics auténtico, un Chouinard nº 9 que alguien abandonó en una fisura de la cara norte del Dru. Con un brazo y un pie encajados en esta grieta tapizada de hielo transparente, tardé más de veinte minutos en recuperar el magnífico empotrador. Casi agotado por el esfuerzo, logré sacarlo con la ayuda del pico de una maza Super Cóndor de Simond.**

El origen de la idea de fabricar el fisurero hexágonal era conocido por quienes alguna vez empotramos tuercas en las fisuras para asegurarnos.
Véase, por ejemplo, Escalada en la pared izquierda del Cenotaph Corner, en Llanberis Pass, Norte de Gales.

Sobre esa idea, como en septiembre de 1995 todavía tenía mis dudas acerca de quién comercializó los primeros fisureros hexagonales, Tom Frost, mientras cenábamos en el hostal Andino de Huaraz, me comentó: «La forma del Hexcentrics la inspiró la típica tuerca que antes encajábamos en las fisuras, pero no me atrevo a asegurar quién comercializó el primer fisurero hexagonal».

Di Taylor (foto de arriba), en Clogwyn du Ardu (Cloggy), con arnés Mark 5 y fisurero Troll exagonal ensartado con cinta cosida. Foto Tony Howard, ca. 1979.***

Cuarenta y cinco años después de la patente del Hexcentrics, cuando parece imparable el equipamiento deportivo destructor del patrimonio de vías clásicas, me pregunto:

¿acabará postergado más de un siglo de ingenioso desarrollo de utensilios para escalar?

¿Cuánto durará la industria que fabrica esos utensilios?

¿Cómo influirá la desaparición de esta industria en la mentalidad de las nuevas generaciones escaladoras?

Anclaje químico junto a una fisura. Paisaje lunar. Cresta del Gallo. Murcia. España. Foto Sevi Bohórquez, 2010.



El fisurero de levas patentado por Lowe fue precursor del friend patentado por Jardine.

Notas
* Comunicación personal de Paul Seddon el 23 de junio de 2021: «Empecé a producir fisureros en 1965, en algún lugar tengo una factura antigua para probarlo. Para el primer lote utilicé una barra de aluminio comercialmente puro, muy suave, se ajustaba en la roca increíblemente bien pero, por supuesto, también se desgastaba muy rápido. La barra era de una pulgada por 0,75 pulgadas si no recuerdo mal. Stephane Pennequin [fundador del Nuts Museum] confirmaría el tamaño, ya que tiene uno del lote original.»
** Este martillo-piolet, que compré —además de unos pies de gato Super Graton— aquel año 1976 en Chamonix, lo regalé a Máximo Alvarado en Huaraz y ahora lo tiene su hijo Wilder. El empotrador hexcentric, que recuperé del Dru y aligeré luego taladrando sus caras, quizá lo conserve todavía el guía cuzqueño Marco Pérez. Aquellos Super Graton, desgastados por tantas escaladas y descensos, fueron el modelo de los primeros pies de gato Capitán de Boreal.
*** Más información en los libros de Tony Howard sobre el desarrollo de equipos y toda una vida de escalada y exploración de montañas, incluidos los primeros ascensos simultáneos del Troll Wall de Noruega en 1965, que dio el nombre a Troll Equipment, y el descubrimiento de Wadi Rum en 1984: Troll Wall y Quest into the Unknown