Paul Seddon y Tony Howard nos relatan en cinco partes el origen y la evolución del arnés en UK, desde cuando era normal amarrarse la cuerda a la cintura hasta la propuesta del arnés de Don Whillans y, luego, la idea innovadora del Troll Mark 5.
El diseño del cómodo arnés Mark 5, vigente sin apenas variaciones sustanciales, introdujo el «bucle de seguridad» (anillo ventral) que llevan hoy casi todos los arneses para escalada.
Foto a la derecha. Tony duerme en la cima del Troll, con su cinturón Mark 2 detrás, después del sexto día de escalada. Noruega, 1965. Foto archivo de Tony Howard.
Troll y los orígenes del arnés de asiento para escalada
Por Paul Seddon y Tony Howard
A principios de la década de 1960, los escaladores británicos simplemente se ataban la cuerda alrededor de la cintura, tal como lo habían hecho desde que comenzó la escalada cien años antes. Caerse no era divertido, podía aplastar costillas, incluso ser letal, ya que la cuerda apretaba el pecho.
A diferencia de hoy, la máxima del día era «el líder nunca cae». Además, por supuesto, al no tener un arnés, no había una buena forma de llevar el equipo —es decir, los «anillos de cordino» con los que se protegía el líder—, lo cual no era gran problema porque había poco equipo que llevar.
Foto anterior. Barry Taylor sin arnés en la vía Comici de la Cima Grande de Lavaredo, Dolomitas, Italia. Foto archivo de Tony Howard, 1963.
Hasta finales de la década de 1950, sin empotradores ni fisureros de levas en esos días, el líder llevaba simplemente algunos cordinos delgados para añillar (rodear) picos o bloques de piedra, o para pasarlos por guijarros empotrados en las grietas o atascarlos con nudos en las fisuras.
A medida que avanzaba la tecnología sobre las cintas de nailon y se ensartaban tuercas metálicas de distintos tamaños —desde unos pocos milímetros hasta cuatro o cinco centímetros—, con cordinos de diferentes grosores para empotrar en las grietas, la cantidad de equipo que llevaba el líder aumentó considerablemente. Y cuando los escaladores británicos empezaron a usar la escalada artificial, asistida con pitones y tornillos, en los acantilados de piedra caliza que sobresalen en Inglaterra y en los lejanos Dolomitas, llevar todo el equipo en eslingas (anillos de cinta) sobre los hombros era cada vez más engorroso e incómodo: se necesitaba un sistema mejor.
Foto anterior. Bill Tweedale durante la 1ª ascensión en la cara SE del Kongen, con cinturón Troll Mark 2 y cuñas (tacos de madera) diseñadas para una gran grieta en el techo. Romsdal, Noruega. Foto Tony Howard, 1967.
A dos escaladores del Peak District inglés se les ocurrió de forma independiente ideas similares para un cinturón ancho. Uno era Brian (Tanky) Stokes, un trabajador del cuero en Sheffield. El otro fue Tony Howard, que vivía en un pueblo de Yorkshire en la esquina noroeste de Peak District. La industria local se basaba en los textiles, con numerosas fábricas de lana. La energía para accionar los telares y otra maquinaria se transmitía en un eje mediante una resistente correa de cuero de unos 75 mm de ancho y cinco milímetros de grosor. A Tony le pareció que éste sería el material perfecto para hacer un cinturón: además de ser suficientemente ancho y firme para distribuir la carga sobre la cadera en caso de una caída, también permitiría colocar presillas para llevar el equipo alrededor de la cintura. Entonces, el equipo no sólo podría ubicarse o «colocarse» fácilmente, como se conoce hoy en día, sino que también sería mucho más cómodo llevarlo en la cintura y sostenerlo en las caderas en lugar de colgarlo alrededor del cuello y los hombros.
Con este diseño de Tony, un zapatero de la aldea local, Cyril Hesden, cosió lazos de cincha transversales al cinturón, a través de los cuales se podía pasar la cuerda de escalada antes de atarlo. Se incorporaron anillos en forma de «D» en la parte superior e inferior de cada bucle.
Imagen anterior. El primitivo arnés Mark 2 dibujado por Bruce Mills para la publicidad de la empresa Troll.
Los anillos D inferiores permitían colocar lazos de transporte de equipo, anudando un cordón en ellos. Los anillos superiores también estaban disponibles para sujetar equipo, como, por ejemplo, un martillo para clavar pitones.
El zapatero también hizo agujeros en el cinturón a través de los cuales se podía pasar una cinta estrecha, formando un cabestrillo alrededor de la cintura, al que se podía sujetar un mosquetón en la parte delantera. Este mosquetón no sólo simplificó la vinculación de la cuerda al cinturón, formaba el punto de sujeción con una «cola de vaca» o con un cabestrillo corto de longitud variable para engancharse en las clavijas (durante la escalada artificial), sino que, junto con los mosquetones en los anillos en D inferiores, también tenía en su lugar un cabestrillo en «forma de ocho» para rápeles de varios largos de cuerda y, lo que es igualmente importante, como ayuda para escalar grandes voladizos o extraplomos. Modificado de esta manera, se convirtió en el primer arnés de asiento, aunque el término aún no se había utilizado.
El cinturón se vendió originalmente en Brigham's en Manchester y luego en algunas otras tiendas. Pero después de que Tony y sus amigos lo usaran en la escalada del famoso Troll Wall en 1965, se comercializó con éxito como Troll Mark 2 Waist Belt y finalmente cambió a nailon acolchado en lugar de cuero.
Tony y su amigo escalador Alan Waterhouse formaron una nueva empresa en ese momento, que ya estaba fabricando una gama de empotradores de aluminio para sustituir las viejas tuercas que los escaladores enhebraban con cordinos.
Foto anterior. Tony Howard desciende tras el primer intento en Troll Wall, (1965), con clima atroz, cinturón de cuero Mk2 y dos Prussic Hiebeler que no funcionaron bien.
El sistema Troll Mk2 Waist Belt tuvo uso común durante cinco años, hasta que un día Don Whillans abrió la puerta del taller de Troll en Greenfield diciendo: «So this is where it all ‘appens», que podría traducirse: «Así que aquí es donde nació todo». Preguntó si Troll podría hacer un arnés especial para la próxima expedición británica Annapurna South Face de 1970.
Además de Chris Bonington (líder) y Don Whillans, los otros miembros de la expedición también eran escaladores británicos muy conocidos, como Nick Estcourt, Ian Clough, Martin Boysen, Mike Thompson, Mick Burke, Dougal Haston y un escalador estadounidense, Tom Frost. Que esta expedición llevara equipo de Troll sería muy buena publicidad para la empresa, por lo que Tony decidió ayudar.
Continúa en Parte II
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