miércoles, 14 de marzo de 2018

Andes. Perú. Cordillera Urubamba. Nevado Terijuay. Nueva ruta de Heald, Urquizo, Gálvez y Putallaz

Línea del ascenso de Heald, Urquizo, Gálvez y Putallaz al Nevado Terijuay (5380 m), con las cimas Central y Este a la derecha. Cordillera Urubamba. Perú. Foto Nathan Heald


A mediados de agosto de 2017 Nathan Heald, Jorge (Coqui) Gálvez Aramburu, Andrés Putallaz y Manuel Urquizo Cereceda se reunieron en Calca (Valle Sagrado de los Incas) y viajaron 98 km en camioneta hasta Lares, localidad al noreste de la Cordillera Urubamba. Un todoterreno los subió luego unos 18 km hasta Cachín, donde los lugareños, sorprendidos y desconfiados porque son pocos los turistas que llegan a esta aldea, les preguntaron a qué habían ido además de pedirles que lo escribieran en el diario de su comunidad. Heald resume a continuación otros inconvenientes durante su aproximación y el ascenso a la cima occidental del Terijuay.1

La cara sur del Terijuay
Por Nathan Heald

Cargamos a la espalda nuestras mochilas y subimos el valle2 hacia el oeste antes de que los aldeanos objetaran algo de nuevo. Después de un par de horas cruzamos el abra Yanacocha,3 descendimos hacia la laguna Yuraccocha y descansamos. Desde aquí vimos el Terijuay asomarse por una arista, a la que decidimos subir directamente por su escarpada ladera, pero acampamos antes de alcanzarla porque empezó a caer la noche y con ella la llovizna. Oímos entonces la extraña canción de una niña que más abajo cuidaba sus alpacas, cantaba con toda la fuerza de sus pulmones para alejar a los malos espíritus que ella creía que éramos.

Porción de las hojas 26-r Quebrada Honda y 27-r Urubamba de la base cartográfica del Instituto Geográfico Nacional (IGN) del Perú.


A la mañana siguiente alcanzamos la cresta y fuimos hacia las pequeñas lagunas Tambillo, situadas en la base del lado sur del Terijuay.4 A unos centenares de metros nos esperaba una docena de lugareños —una pareja con machetes—, habían subido por una senda desde Quelcanca (Quelccanca) y querían que bajáramos a esta aldea, situada a un par de horas, donde decidirían si nos permitirían ascender. Nos mantuvimos firmes, les explicamos que no estábamos allí para minería ni quemar pasto. Como se trata de tierras comunales, no de propiedad privada, y la montaña es un recurso nacional, les dijimos que no tenían autoridad para detenernos si no estábamos causando daño. Después de una intensa discusión en la que amenazamos con involucrar a la policía, nos permitieron seguir nuestro camino. En una concesión, dijimos que al terminar bajaríamos a su aldea para tomar un automóvil de regreso a Cusco. Aclarada la situación, entramos en la morrena cruzando entre las lagunas. Acampamos en una zona segura al pie de la cuenca glaciar sur,5 formada por los tres picos más altos del macizo del Terijuay.

Salimos del campamento tarde, a las 5:30 horas del 17 de agosto, con meteorología poco habitual, había nevado y la niebla ralentizó nuestra progresión entre las barreras de seracs. Llegamos a unos 150 m por debajo de las dos cimas occidentales sin poder distinguir cuál era más alta.6 Elegimos la cima Oeste, cubierta de hielo, que alcanzamos justo antes del mediodía.

Miramos hacia el este y vimos a través de las nubes otra cima rocosa que parecía estar algunos metros por encima de la que pisábamos.7

Nuestro ascenso fue de 400 m, con dificultad AD, estimamos que la cima que alcanzamos tiene unos 5330 m.

Esta misma cima fue alcanzada desde el este y llamada Terijuay Grande (5380 m) por la expedición italiana de 1963 (véase AAJ 1964) pensando que era la cumbre del nevado.8 Sin embargo, de sus otras dos cimas al este, la rocosa central nos parecíó más alta.

Mientras descendíamos se espesaron las nubes y llegamos a la tienda con sólo una hora de luz. Nevó durante toda la noche. Continuaba nevando por la mañana, así que antes de quedar atrapados empezamos nuestro difícil descenso entre precipicios y nubes hacia Quelcanca. Aquí nos dijeron que las fuertes nevadas impedían viajar en coche, tuvimos que pasar la noche en el ayuntamiento de la comunidad. Al día siguiente caminamos siete horas con todo nuestro equipo hasta la aldea de Patacancha, tomamos un automóvil y regresamos a Cusco.

Cordillera Urubamba. Macizo del Terijuay. La posición de las cimas secundarias, marcadas en azul, es aproximada. La expedición italiana de 1963 alcanzó las cimas marcadas con rojo. La línea de puntos verdes indica la ascensión de Heald, Urquizo, Gálvez y Putallaz a la cumbre del Nevado Terijuay, la de puntos naranja el descenso hasta Quelcanca. Donde dice «Quebrada Nuestta», léase «Quebrada Ñusta».


Notas de edición
1 Quien planea visitar el macizo montañoso del «Terijuay» de la Cordillera de Urubamba debería considerar que lo abarcan dos hojas cartográficas, la 26-r Quebrada Honda y la 27-r Urubamba, del Instituto Geográfico Nacional (IGN) del Perú, con escala 1:100.000 que limita bastante la representación gráfica del terreno real. Además, como anotamos en otras ocasiones, algunas alturas de la cartografía oficial peruana coinciden poco con las de otra cartografía y muchos topónimos concuerdan poco con los de uso común o con los aportados por algunas expediciones; sobre todo españolas e italianas. El macizo del Terijuay (T'iriqway) tiene tres cimas prominentes, que podrían nombrarse Terijuay Oeste, Terijuay Central y Terijuay Este o bien, como en casos similares, Terijuay I, II y III. La expedición italiana que alcanzó estas cimas, en agosto de 1963, mantuvo el nombre «Nevado Terijuay» que recibe la cima principal junto a la cota 5330 m en la hoja 27-r Urubamba, pero el jefe expedicionario calculó que era cincuenta metros más alta. A la cima central, sin nombre ni cota especificada en dicha hoja, la misma expedición le dio el nombre de la población cercana, «Nevado Quelccanca» (5330 m) —duplicó la /c/ en la mayoría de los topónimos que figuran en sus informes—, y «bautizó» con nombres italianos el resto de cimas orientales «conquistadas». Véase opiniones al respecto en Los Andes y sus nombres por Evelio Echevarría.
2 Se aproximaron por la quebrada de la aldea de Cochayoc (3325 m), escrita Ccochàyoc por la expedición italiana de 1963.
3 El abra Yanacocha (paso ca. 4250 o 4268 m) está situado encima y al este de esa `laguna negra´, y al oeste de Yuraccocha (`laguna blanca´) en la cabecera de la quebrada de Quelcanca. El abra de Yanacocha es distinto del paso nombrado a veces incorrectamente «abra Coltambillo» —con redundancia, pues tanto «abra» como «col» refieren a un collado— situado ligeramente al sureste de las lagunas Tambillo. La quebrada Tambillo es paralela y está al norte de la quebrada de Quelcanca.
4 Las lagunas Tambillo están en la cabecera de la quebrada homónima llamada también quebrada Quiyoc más abajo. La hoja 27-h indica que la quebrada Tambillo está a la izquierda de la quebrada Nuestta.
5 Esta cuenca es paralela a la derecha de la llamada quebrada Nuessta en el croquis de Davies; véase nota más abajo.
6 La expedición del Club Alpino Italiano (CAI) de 1963 nombró «Terijuay 5230» el collado situado al este del Nevado Terijuay y al oeste de la cima central (5330 m) que nombró Quelccanca.
7 El informe de la expedición del CAI de 1963 indica que esa cima fue alcanzada, nombrada Quelccanca (5330 m), que tiene 50 m menos que la del Terijuay (al oeste) y 20 m menos que la cima vecina oriental que «bautizó» Nevado Biella (5350 m) en honor a la ciudad italiana. El sketch map (croquis) de O. R. W. Davies (AJ 1969 p. 264), en el artículo de Alan S. Hunt, también señala esa cima central como ascendida.
8 El informe de la expedición italiana dice: «È proprio la cima più alta, senza alcun dubbio: m 5380. Porterà quindi lo stesso nome del gruppo: Nevado Terijuay.»

Fuentes principales consultadas en la edición
Alpine Journal 1969, pp. 262-270.
American Alpine Journal 1964, pp. 217-218; 1971, pp. 408-409; nota de Heald en AAJ 2018 versión web.
RATTO, Fulvio. La spedizione “Città di Biella” - 1963 alle Ande del Sud Perù. Estratto dalla Rivista Mensile del Club Alpino Italiano, nº 9, Settembre 1964. pp. 413-432. Expedición compuesta por Fulvio Ratto (jefe), Carlo Pivano (subjefe), Guido Machetto, Franco Riva, Bruno Taiana, Antonio Zappa, Giuseppe Calogero (médico), y Giancarlo Bortolami (geólogo) con tres porteadores de Huaraz, Pablo Morales, Felipe Mautino y Macario Ángeles, además de Grimaldo Murillo reclutado en Santa Rosa. Véase además el informe sobre esta expedición publicado en el Anuario 1962-1967 de la Sección de Biella del CAI.

Comunicaciones personales (c.p.) y agradecimientos
Nathan Heald, Servei General d'Informació de Muntanya (SGIM) de Sabadell, Toño Rodríguez Verdugo

lunes, 5 de marzo de 2018

Euskadi. Fallece Xavier Eguskitza «Kartajanari»



Recuerdo a Javier

Voy a leerles1 estas líneas que ha escrito Antxon Iturriza, en nombre de todos los amigos de Javier, que compartimos con él una larga amistad y el amor por las montañas.

Curiosamente, quizás vaya a ser en su funeral la primera vez que sus amigos vamos a tener oportunidad de manifestar públicamente nuestra admiración hacia Javier y resaltar sus cualidades. De estar él presente, con toda seguridad que en este momento nos habría hecho callar o habría salido discretamente de la iglesia.

Javier ha tenido a lo largo de su vida un empeño constante en pasar desapercibido, en andar por la vida de puntillas, sin hacer ningún ruido. Quizás por ello siempre quiso ocultarse tras el pseudónimo de «Kartajanari» (`El comedor de mapas´, en euskera).

Sin embargo, aunque mucha gente cercana lo desconociera, él era una personalidad reconocida a nivel internacional, por ser uno de los mejores especialistas del mundo sobre las grandes montañas del Himalaya.2 Y, por su extraordinaria capacidad intelectual, probablemente habría llegado a ser el mayor experto en cualquier otra materia a la que se hubiera dedicado.

Javier era colaborador de las más prestigiosas publicaciones del alpinismo, entre ellas nuestra revista Pyrenaica, y sus datos eran requeridos por los alpinistas de mayor renombre. Y a su discreción tenemos que añadir también su total desinterés. Durante los más de 25 años que desarrolló este cometido, nunca cobró ni un penique por sus informaciones, a pesar de que a él le costara mucho trabajo y dinero el conseguirlas.

Javier Egusquiza, «Kartajanari», 23 de diciembre de 2006. Foto Txomin Uriarte.


La historia del Himalaya y también la del montañismo vasco quedarán siempre en deuda con él. Y decimos que quedarán en deuda porque siempre rechazó educadamente todos los reconocimientos que se le quisieron conceder. Era la suya una personalidad única e irrepetible. Con toda seguridad, cuando nació Javier rompieron el molde.

A pesar de conocer al detalle las cumbres del Himalaya, Javier era un montañero modesto, como los miles que recorremos nuestras montañas en el País Vasco. Cuando en 2001 le diagnosticaron su enfermedad, le estimaron que tendría diez años de buena calidad de vida. En ese plazo, junto a Jenny, fue ascendiendo una cumbre tras otra, cada vez con más dificultades a causa de la progresión de su enfermedad, hasta conseguir, en un alarde de voluntad, completar el recorrido de Cien Montañas. En la cima de Kalamua, remató en 2011, justo diez años después, su objetivo montañero, su ochomil particular. Su testarudez, virtud y muchas veces defecto, una a vez más, habían vencido.

Luego la enfermedad pudo más y Javier daría una última lección al sobrellevar sus padecimientos sin aspavientos. Y ha muerto con la misma discreción con que había vivido —quizás por la influencia de sus muchos años en Inglaterra—, como un auténtico gentleman.

Notas
1 Txomin Uriarte lee el texto de Antxon Iturriza.
2 «Xavier Eguskitza is a mountaineering historian who lives in England and who has been compiling data on mountaineering on the 8000-meter peaks since 1974. He has frequently contributed reports on Himalayan expeditions to the AAJ.» Nota a pie de página en The American Alpine Journal, 2000. Véase The Himalayan Database. Véase además The New York Times, 12 de marzo de 2000.

Comunicaciones personales (c.p.) y agradecimientos
Txomin Uriarte

Colaboraciones y bibliografía de Javier Egusquiza Arechavaleta (Xavier Eguskitza) «Kartajanari»

Andes Info agradecerá y añadirá a continuación las referencias que reciba sobre lo publicado e impublicado por Javier Egusquiza Arechavaleta (Xavier Eguskitza) «Kartajanari».

1993 Eguskitza, X. Everest—the first forty years. In: Gillman P, ed. Everest: The Best Writing and Pictures from Seventy Years of Human Endeavour. Boston, Mass: Little Brown & Co, 1993, pp. 191-201.
1996 Eguskitza, X. Appendices I-III. In: Curran, J. ed. K2: The Story of the Savage Mountain. London, England: Hodder & Stoughton, 1996.
1998 Hawley, E. Eguskitza, X. Everest—die ersten 45 Jahre. In: Gillman P, ed. Everest 8846m. Munich, Germany: J Berg bei Bruckmann, 1998, pp. 191-202.
2000 Eguskitza, X. and Huey, R. B. Supplemental Oxygen and Mountaineering Deaths - O_2: the extra breath of life on Everest and K2?. The American Alpine Journal, 2000, p. 135.