jueves, 23 de junio de 2022

España. Asturias. Picos de Europa. El Picu Urriellu

El Picu, el Urriellu o Naranjo de Bulnes visto desde las majadas del Camburero, lugar donde pernoctaron el marqués de Pidal y el Cainejo antes y después de alcanzar la cumbre. Picos de Europa. Foto Consuelo Amorós, 2020.


Personas ignoradas y vestigios que se pierden

La sociedad consumidora de «deportes de aventura» que disfruta de las comodidades del siglo XXI rara vez podrá imaginar, con acierto, las sensaciones de la primera cordada española, compuesta por Pedro Pidal y Gregorio Pérez (El Cainejo), que escaló la cara norte del Urriellu el 5 de agosto de 1904.

Todavía 70 años después de aquella proeza, quien visitó Caín o Bulnes pudo comprobar la rudeza de la vida cotidiana en estas aldeas, casi aisladas, sobre las escarpaduras del valle del río Cares. Este valle dista unos 17 kilómetros hasta donde las cuestas se suavizan, a 1300 metros sobre el nivel del mar, y forman la vega del Urriellu.1

Valga anotar que en la década de 1970 vivían en Bulnes, a 650 metros, poquísimos pero acogedores aldeanos. Sirva de ejemplo las ocasiones en que la familia de Celina y Marcelino Mier Campillo, que ahí habitaba, compartió generosamente su comida, su afecto, el calor de su hogar y socorrió a montañeros extraviados o ateridos.

Más aún, Marcelino cargó a sus espaldas a escaladores exhaustos o trasladó a hombros, con otros vecinos, a víctimas de accidente. A la derecha Marcelino Mier en la Vega del Urriellu, invierno de 1974. Foto Sevi Bohórquez.



La familia Mier (centro) flanqueada por tres veteranos del Club Vestusta. En el lado derecho de la imagen Fernando Marné Caballero (sin camisa) y Manuel García Elbal. Bulnes. Cabrales. Asturias. Foto Sevi Bohórquez, 1974.


A unos 675 metros por encima de Bulnes, en las pequeñas majadas construidas al salir del empinado y pedregoso canal llamado Camburero, los pastores cobijaron y alimentaron a Pedro y al Cainejo los días 4 y 5 de aquel mes.

Quién pudiera viajar en el tiempo, podría compartir con ellos esos momentos, de incertidumbre y humanidad, al amparo de gruesos muros de piedra caliza bajo techos de madera y paja. Muros ahora casi derruidos, apenas visibles entre la hierba espigada de un prado al pie de un encantador circo calizo. Así es como desaparecen y se olvidan algunos lugares emblemáticos de la geografía celtibérica.

Tal vez la Comunidad Autónoma del Principado de Asturias considere algún día si tales ruinas merecen el amparo de la Ley 1/2001, de 6 de marzo, del Patrimonio Cultural.

Notas
1 Urriellu significa, grosso modo, que es el principal urriel de los urrieles (picos) que se elevan sobre la vega que nombra.
Acerca de las ascensiones de Pidal y el Cainejo y de Gustav Schulze léase El Picu Urriellu.

martes, 21 de junio de 2022

Italia. Dolomitas. Alpinismo. Escalada. La conquista del tercer grado

Cesaletti y la segunda época del alpinismo

Mientras paseaba en 1977 por las calles de Auronzo di Cadore, en los Dolomitas, miré al escaparate de una librería y atrajo mi atención el título de un libro: La conquista del 3° grado.

Pasé de largo, sin ojear su contenido, no lo podía comprar, pero traté de rellenar con imaginación mis huecos de ignorancia sobre la historia de la escalada durante esa conquista. Pensé fugazmente en la indumentaria, las cuerdas, los utensilios, los temores y la mentalidad escaladora del siglo XVIII.

Recordé luego la cantidad de suelas, de las que sobresalían hileras de remaches metálicos similares a cabezas de chincheta, que vi días atrás en las pedregosas laderas bajo las tres cimas de Lavaredo. Eran suelas de las botas de soldados de la primera guerra mundial (1914-1918), ¡cuánto facilitarían el paso por la nieve y cuánto resbalarían en la roca!

Cuarenta y cinco años después he comprado aquel libro. Es una breve biografía sobre Luigi Cesaletti, quien, en un momento de su vida escaladora, alteró la tradicional costumbre alpinista centrada en alcanzar las grandes cumbres. Esta obra dedicada al célebre guía de San Vito di Cadore registra entonces el origen de una segunda época del alpinismo, la que empezó a valorar la escalada que alcanzaba cimas menores.
«24.8.1877 Solo, al parecer por una apuesta con su amigo G.B. Giacin, [Cesaletti] sube a la Torre dei Sabbioni, a lo largo de lo que ahora es la Via Comune. Supera dificultades que los estudiosos del alpinismo clasifican como TERCER GRADO. Es la primera vez en la historia de la humanidad que un alpinista se atreve tanto.»

La cima Picolissima a la izquierda de las tres cimas de Lavaredo: Ovest (derecha), Grande (centro) y Piccola. Dolomitas. Italia. Foto Sevi Bohórquez, 1977.


Pensemos ahora en el calzado de Paul Preuss y Paul Relly cuando abrieron, por ejemplo, la chimenea de la Cima Picolissima de Lavaredo, en septiembre de 1911, con escalada libre, más bien natural, con dificultades de V° y sin utilizar pitones. Quien caminara alguna vez calzado con suela de cuero, sobre todo por suelo húmedo, apreciaría bastante sus primeros zapatos con suela de caucho. Lo mismo ocurriría a quien empezara a escalar con alpargatas de suela de cáñamo, o con botas de suelas de cuero, después escalara con goma normal y, al final, con la goma cocida que facilitó la superación de dificultades dos siglos después de la conquista de Cesaletti.