«Pero en el invierno de 1969-70 tiene lugar en la pared oeste del Naranjo de Bulnes uno de los sucesos más importantes del alpinismo contemporáneo. Berrio y Ortiz son divisados colgados a más de cuatrocientos metros de altura sobre la Vega de Urriello, en la salida de la vía oeste.»
PÉREZ DE TUDELA, C. A. SOS en el Naranjo de Bulnes. Madrid: Ediciones Controladas, 1973.
PÉREZ DE TUDELA, C. A. SOS en el Naranjo de Bulnes. Madrid: Ediciones Controladas, 1973.
Rápel en la Bermella del Picu o Naranjo de Bulnes, durante la apertura del Pilar del Cantábrico.
Foto Onofre García, 1978.
Vestigio de logro y tragedia en el Picu
Una mañana del verano de 1978, cuando subía con mi compañero de cordada, Onofre García, hacia la base de la extraplomada Bermella, cuyo color da nombre al Naranjo de Bulnes, vi las puntas de un par de antiguos tacos de madera emergidas de la nieve. Enseguida intuí a quiénes pertenecieron y de dónde habían caído ambos tacos, porque la historia reciente del nombrado localmente Picu o Urriellu era bien conocida en el minoritario ámbito escalador de aquellos tiempos.
Continué subiendo como si no hubiera visto esas viejas cuñas. Quise evitar que el recuerdo de una tragedia perturbara nuestra concentración en nuestro objetivo: abrir la vía más lógica o más factible entre las dificultades del vertical y redondeado perfil noroeste, considerado la última cara virgen, de aquel monolito calcáreo de unos 500 metros de desnivel.
Escalamos luego durante varias horas empapados por la niebla y el «urballu», que leves ráfagas de aire frío empujaban hacia nosotros. A media tarde rapelamos hasta la base de la pared. Poco después, cuando bajábamos corriendo, saltando y clavando nuestros talones entre las piedras de la pendiente, cogí dichos tacos. El hielo pegaba en ellos un trozo de cuerda, deteriorada por el impacto contra el suelo desde muy alto y por la intemperie.
Entonces rememoré una película tomada en 1961 y una posterior tragedia bastante divulgada por los medios de comunicación hacía nueve años. Eran tacos idénticos a los que aparecían en aquella película, de 8 mm, tomada por los escaladores maños Alberto Rabadá y Ernesto Navarro mientras abrían su famosa vía en la cara oeste.
El pedazo de cuerda quizá fuera parte de la que soportó la caída de Ramón Ortiz y Patxi Berrio, cuando quedaron colgados a un lado y otro de la punta rocosa del Pilar del Cantábrico. Estos dos escaladores donostiarras cayeron mientras escalaban, a principios de febrero de 1969, la vía de Rabadá y Navarro.
La expeditiva recuperación de los cuerpos de Ortiz y Berrio
La causa de tal tragedia pudo ser que uno de los tacos, clavados en una fisura próxima a la cima, no aguantara el peso —ni por supuesto una posible caída— del cabeza de cuerda; quién sabe si era Ortiz o Berrio.
Un grupo de rescate escaló la cara sur del Picu el día 7 del mismo mes. Al día siguiente había en la cumbre catorce escaladores con la esperanza de «recuperar» a la cordada vasca. César Augusto Pérez de Tudela —descolgado primero desde la cima y asegurado más abajo por Pedro Udaondo— consideró necesario cortar las cuerdas que unían a los dos cuerpos inertes. Los dos cadáveres, precipitados al vacío, impactaron en la nieve acumulada en la pendiente de la base de la Bermella.
Frente a los mentados tacos volví a leer en casa el libro SOS en el Naranjo de Bulnes, del controvertido rescatador madrileño cuya «decisión extrema», casi olvidada hoy, fue tan criticada como aplaudida en aquellos días del pasado siglo.
La custodia de los tacos de madera
Recordar algo tan triste produce la sensación de introducir el dedo en la llaga. Aun así, como lo vinculado con los hechos forma parte de la historia, por más que duela, creo que tales tacos —que probablemente quedaran insertados en las cuerdas de Ortiz y Berrio cuando cayeron— merecen conservación en una institución relacionada con el Picu.
A un museo, en vez de a mí, corresponde la custodia de ese par de vestigios evocadores del valor, de la solidaridad y de las carencias en la escalada durante la adjetivada «España gris» que solía inundar de «color» los comentarios y el texto de sus noticias.
Véase además: Los doce días de angustia que vivió España con la vista puesta en el Naranjo de Bulnes. Se cumplen 50 años del heroico rescate de los montañeros José Luis Arrabal y Gervasio Lastra, atrapados en el pico Urriello
Conviene soslayar en este artículo sobre el rescate de Arrabal y Lastra:
1) «Francisco Berrio y Ramón Ortiz, muertos por congelación»
2) «Una intensa nevada obligó a Lastra y Arrabal a detenerse a unos cien metros de su meta y a refugiarse en un repecho.»
3) «De izquierda a derecha, los montañeros Salvador Rivas, César Pérez de Tudela y Carlos Oria»
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