Sobre una cima ignorada del Nevado Putka
El 27 de agosto de 2019, Felipe Proaño y Simón Bustamante alcanzaron un pico de 5380 m justo al norte del Cerro Parón (La Esfinge, 5325 m) de la Cordillera Blanca peruana. La cordada ecuatoriana consideró virgen el pico, sobre el que había indagado y donde no encontró vestigios de ascensiones anteriores. Ambos compañeros entendieron que habían escalado hasta la cima occidental del nombrado Nevado Putaca en la cartografía oficial. Como en la lengua quechua el sufijo -raju significa `nevado´, comunicarían luego que habían escalado el «Putacaraju Oeste» sin pensar en las connotaciones de tal nombre.
En el ámbito andinista, no obstante, sorprende cualquier hallazgo reciente de cimas vírgenes superiores a 5000 m en las cordilleras del norte del Perú. Surgen dudas debido al triple par de problemas que dificulta la tarea de averiguar si tales elevaciones fueron alguna vez holladas. Así, al analizar lo publicado acerca de las ascensiones en el cordal montañoso donde se alza el pico, podría quedar confuso, por ejemplo, si el grupo de Munich de 1955 intentó escalar el mismo espolón que el par ecuatoriano y si los polacos Witold Jurkowski y Roman Gutkowski llegaron en 1973 a la misma cima.
La escalada de Proaño y Bustamante
Felipe Proaño Iturralde (31 años) y Simón Bustamante Andrade (19 años) estaban sorprendidos la mañana del 25 de agosto de 2019 en la cima del Cerro Parón, habían escalado la vía de 1985 de la cara oriental en tan sólo cuatro horas y dieciseis minutos. Proaño, escalador profesional, autor de la guía Rutas de Escalada en Ecuador, relataría luego que miraron hacia el norte atraídos por la cima nevada más próxima:
Oculto a mano izquierda, ignorado frente a la presencia de formaciones de mayor magnitud y dimensiones, veíamos el pico al suroeste del Nevado Putaca […] Aún disponíamos de dos días y medio para escalar.Sólo tenían emprotradores y friends, no llevaban material de percusión, nada semejante a clavos o buriles, porque no estaba en sus planes abrir rutas en la Quebrada de Parón. Sin embargo, cuando regresaron al campo base divisaron una posible vía de escalada, poco compleja, con posibilidades interesantes, por el espolón E hasta la cima nevada. Sin poder resistir la tentación se dirigieron al espolón esa misma tarde:
Asumiendo los riesgos de la incertidumbre, a mediodía avanzamos hacia su terreno vertical. Escalamos seis largos de cuerda, de entre 60 y 40 metros, hasta un collado en una arista afilada bajo el muro rocoso final. Una tormenta de nieve nos obligó a descender. Llegamos al campo base con las últimas luces. A la mañana siguiente volvimos a subir por la morrena. Sobre las 7:00 horas empezamos a escalar los seis largos conocidos y escalaríamos otros cinco de baja dificultad técnica por buen granito, a través de un sistema de diedros y tres largos de roca suelta cerca de la cima. Después de once largos en total, en el segundo día de escalada lográbamos una muy inesperada cima.
Recuerdo que el último largo terminaba en una “jenga” de rocas sueltas, parecía que al quitar una de ellas todo se vendría abajo. Los últimos 15 o 20 metros fueron de escalada de cuarta o quinta clase en un “mini” largo de acceso a la cumbre, lo más directo posible hacia ella. Fuimos hasta la cumbre porque es siempre nuestro objetivo final, más importante que el trayecto cuando abrimos una ruta.
Creo que la cumbre como objetivo principal es tan importante como regresar a casa. Si en los Andes apuntamos sólo a una arista, o a una antecima, entonces ¿para qué estamos ahí?Los dos andinistas del Ecuador mandaron una breve nota de sus actividades al anuario alpino norteamericano sin conococer todavía el nombre local del pico ni si alguien lo escaló antes.
Descendimos con diez rápeles, sin incluir el destrepe de la travesía horizontal del quinto largo. Los dos primeros rápeles fueron confusos, pero nos pusieron en la línea correcta. En todos ellos dejamos fisureros o cintas cosidas. Antes de las tres de la tarde estábamos de nuevo en la base de la ruta, donde hay una cueva perfecta para salvaguardarse de una tormenta o pernoctar antes del ascenso. Aunque nuestra ruta, “Justo en las Ganas” 6a+ (5.10-), no sea la más difícil ni larga en mi trayectoria como escalador es de las que más orgulloso estoy. Creo que esta nueva vía, quizá la más fácil de la zona, podría servir de calentamiento antes de escalar en el Cerro Parón.
En Huaraz nos dijeron que tal vez, pero no es seguro, esa cima fuera visitada hace unas décadas desde la Quebrada Santa Cruz por alpinistas italianos. Comunicamos después que habíamos escalado el Putacaraju Oeste, por la orientación aproximada del pico respecto al Nevado Putaca. Fue muy interesante darse cuenta nuevamente de las grandes oportunidades que presenta la Cordillera Blanca y el mismo Valle de Parón.
Véase además una síntesis posterior del contenido publicado (en lengua inglesa) en The American Alpine Journal
Continúa en Parte II Confusión de cimas y nombres en la Quebrada de Parón
Comunicaciones personales y agradecimientos
Agradecemos la colaboración de Felipe Proaño y Hermann Huber
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor procura:
• Aportar correcciones, aclaraciones, corroboraciones, confirmaciones o información de utilidad para la comunidad andinista.
• Evitar la susceptibilidad, la violencia o las palabras groseras.
• Ceñirte a cada tema.