OTROWSKI, Viktor. Más alto que los cóndores. Buenos Aires, Argentina: Albatros, 1954.
La lista inconclusa de seismiles (+6000) andinos
Por Guillermo Almaraz
La mítica cota 6000 m en los Andes es la vara que señala lo más alto del resto de las montañas. Cruzar esa línea implica transitar la gran altitud. Cada año más andinistas buscan conocer qué hay por encima de esa cota.
Clasificar una cordillera ha sido siempre una cuestión controvertida, y una lista tan amplia de los +6000 —abreviatura de seismiles o cumbres andinas de 6000 metros o más— aún despierta polémica.
Los primeros que abordaron el tema, sumando las cumbres en una reducida lista, fueron los alpinistas polacos que desarrollaron una gran campaña en los Andes en los años 1934 y 1937. En la segunda edición (1954) de Más alto que los Cóndores, su autor, Viktor Otrowski, reunió, de acuerdo con la cartografía oficial, las montañas superiores a 6000 metros.
Unos años después, otro andinista polaco, Witold H. Paryski, enumeró los +6500 basándose en un trabajo mayor que reunía todos los seismiles en la revista Taternik.1
El sueco Anders Bolinder, un pionero en los Andes y en las crónicas andinas, publicó en 12 páginas del anuario suizo Mountain World de 1966/67 un trabajo bastante exhaustivo —con un prefacio de Witold Paryski— acerca de los Andes y sus cimas más altas.2
En Chile, al otro lado de la cordillera, el primer sudamericano que afrontó (y aún afronta) seria y metódicamente el tema fue Evelio Echevarría; máximo conocedor y recopilador de la historia del andinismo. Sus publicaciones en la Revista Andina y las listas incluidas en el American Alpine Journal (AAJ) de 1963 y 1973 fueron los primeros y más precisos trabajos que agruparon a las cimas andinas.3
En Argentina, Alfredo Brignone, director de la revista La Montaña, enumeró a partir de su nº 11 (1968) las Montañas Argentinas; lógicamente empezando por los seismiles. El trabajo se basaba en las cartas del Instituto Geográfico Militar (IGM) y los datos de Evelio Echeverría. Fue la lista pionera del país, y dio lugar a otras que se completarían en el futuro con los seismiles del resto de los países andinos.4
Mientras el norteamericano Johan Reinhard se centraba en los +6500 (en 1990),5 al igual que el canadiense Gregory Horne (en 1993),6 el escocés John Biggar comenzó a compilar desde 1995 la lista definitiva de seismiles7 teniendo en cuenta la cartografía oficial de los países involucrados, pero sumando el «reascenso» como variable. Reascenso significa en este caso que `un seismil sin al menos 400 metros desde el collado más alto que lo une a la montaña vecina queda fuera de la lista´. Con los mapas vigentes en el año 1996, la lista incluyó un total de 99 montañas.
Continúa en Parte II
Fuentes de consulta
1) PARYSKI, Witold Henryk. Taternik, nº 6, 1947, y 1956, nº 3-4, 1947.
2) BOLINDER, Anders. The exploration of the southern Puna de Atacama. Mountain World, 1967. Tiene versión en alemán. Die erschliessung der südlichen Puna de Atacama. Berge der Welt, 1966/67. Zürich: Schweizerische stiftung für alpine forschungen. 1967, pp. 213-225.
3) ECHEVARRÍA, Evelio. A Survey Andean of Ascents. American Alpine Journal (AAJ). New York: American Alpine Club. 1962, pp. 155-192; 1963, pp. 425-452
— A Survey of Andean Ascents: 1961-1970; AAJ 1973, pp. 341-402.
— Revista Andina. Santiago de Chile: Club Alemán Andino. Abundantes datos en distintos números.
4) BRIGNONE, Alfredo J. Montañas Argentinas. La Montaña, nº 11, 1968, pp. 40-41. Revista de la Federación Argentina de Montañismo y afines.
5) REINHARD, Johann. Heights of interest. South American Explorer Club Journal, n° 26, 1990.
6) HORNE, Gregory. Central Andes. High adventure from start to finish. Climbing, nº 12, 1987.
7) BIGGAR, John. The High Andes. A guide for climbers. Kirkcudbrightshire, Scotland: Andes, 1996.
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